Si un día de estos José Luis Rodríguez Zapatero se descolgara nombrando a Las tres mellizas ministras plenipotenciarias, con la misión de llevar la cultura española por todo el mundo, habría muchos que pondrían el grito en el cielo por semejante patochada. Pero si encima hubiese un acto oficial en el que las simpáticas Ana, Teresa y Helena jurasen --o prometiesen-- su cargo y recibiesen de manos del responsable del Gobierno las credenciales oficiales del puesto, habría muchísimos más que se rasgarían las vestiduras ante tal ridículo internacional. Pero, ¿sería una payasada o quizá ponerse a la altura de las actuales circunstancias mediáticas? Un dato a tener muy en cuenta antes de opinar: Las tres mellizas es un fenómeno televisivo que actualmente está presente en 158 países y, además, se emite en 35 lenguas diferentes. Es decir, que las hijas animadas de Roser Capdevila son más populares que cualquier ministro español.

Y este aspecto mediático es, precisamente, el que debe haber tenido en cuenta el, en principio, circunspecto Gobierno japonés, que acaba de nombrar al gato cósmico Doraemon primer embajador del anime (cine de animación japonés). Este cargo quedó oficialmente registrado en un certificado que le entregó el mismo ministro de Relaciones Exteriores nipón, el muy honorable Masahiko Komura, durante una multitudinaria ceremonia.

Por muy oficial que fuese el acto, lo cierto es que quedaba un poco chusco ver a un señor ministro departir con un muñecote (de piel de poliamida azul y blanca y diseño fallero) que a la hora de los canapés se puso ciego de dorayakis (sus adorados pasteles de alubia). Pero desde el punto de vista japonés, este paripé es alta política internacional: desde su nacimiento, en 1973, se han visto más de 600 episodios de la serie Doraemon en todo el mundo; de la misma forma, se han vendido más de 100 millones de ejemplares de sus cómics. Y también hay películas.

Esto no da risa, sino para pensar. ¿Saldría más a cuenta promocionar la actual cultura española con institutos Tres Mellizas que con institutos Cervantes? Y quien dice mellizas dice Pocoyó, que quien sea padre ya sabe de qué hablo. Esta idea japonesa puede que sea un poco peregrina dados nuestros esquemas políticos y gubernamentales, pero creo que es bastante más inteligente y muchísimo más seria que hacer de Chikilicuatre el representante en Europa de la música española.