Steve Irwin, más conocido como el cazador de cocodrilos por la serie de documentales del mismo título que protagonizó, falleció ayer en aguas de Australia como consecuencia de la picadura de una raya mientras buceaba.

Irwin, que tenía 44 años, sufrió un colapso después de recibir una picadura en el pecho por el animal cerca de la isla Low, a unos 2.100 kilómetros al norte de Brisbane, en el estado de Queensland. Al parecer, el aguijón de la raya le llegó hasta el corazón, por lo que el naturalista australiano murió casi en el acto, a pesar de que el veneno de este pez no suele ser mortal para el hombre. Irwin, que estaba casado y tenía dos hijos, se encontraba grabando un documental para la televisión cuando sucedieron los hechos.

PERSONAJE POLEMICO

El ecologista se convirtió en un personaje famoso en los 90 gracias a Crocodile hunter (Cazador de cocodrilos ), una serie divulgativa emitida por el canal Animal Planet. Su excentricidad y osadía ante los animales provocaron más de un escándalo. En enero del 2004 levantó una polvareda por acercar a su bebé de un mes a un gigantesco reptil para darle de comer. Y en junio de ese mismo año salió invicto de un tribunal, que le acusó de haber alterado la vida animal al jugar con pingüinos y ballenas durante la grabación de un documental en la Antártida.

Su productor John Stainton explicó ayer que Irwin había fallecido haciendo "lo que más amaba". Por su parte, John Howard, primer ministro australiano, lamentó la muerte "repentina y monstruosa" del ecologista. "Era un ambientalista apasionado que brindó entretenimiento a millones de personas", afirmó.