«He decidido denunciarlo porque, si esto sigue en secreto, seguirán haciéndolo (…) Espero que el miedo que nosotros hemos sufrido durante tantos años cambie de bando y sean ellos los que ahora tengan miedo». Con esta claridad y determinación habla Miguel Ángel Hurtado quien, a sus 36 años y tras dos décadas de un silencio corrosivo, ha decidido denunciar los abusos que sufrió de niño en el monasterio de Montserrat, a quien acusa de intentar proteger al culpable de los hechos. Lo peor es que no es un caso único. Es una dura realidad oculta que está empezando a aflorar tal como recoge Examen de conciencia, una impactante serie documental que este viernes estrena la plataforma Netflix.

Dirigida por Albert Solé (ganador de un Goya con Bucarest, la memoria perdida) y coproducido por Zeta Audiovisual (El hombre de las mil caras, Élite), Zeta Cinema (Tres metros sobre el cielo, Superlópez) y Minimal Films (Jarabe contra el cáncer, Miró contra Miró), Examen de conciencia se estructura en tres densos y turbadores episodios que tienen como línea argumental un recorrido por el drama de personas con las que han contactado Hurtado y que, como él, fueron víctimas de abusos sexuales en centros religiosos españoles.

Investigación

El primer capítulo se centra en los casos de pederastia en los Maristas de Barcelona. Tras más de dos años de un trabajo intenso de investigación y rodaje, lo que ha encontrado Solé es un panorama desolador. «Hemos descubierto muchísimos casos pavorosos, y aunque hemos rechazado bastantes, porque no los teníamos totalmente comprobados, hay una gran cantidad que se han quedado fuera. Al final, queda claro que todos los casos han intentado ser ocultados por la Iglesia. Parece que todas estas instituciones de la Iglesia católica española actúan con un mismo manual de instrucciones, en el que se explica cómo tapar las denuncias», afirma el director, para quien otro capítulo añadido a este drama es el de la laxitud de la Justicia española: los casos de pederastia prescriben entre 5 y 10 años a partir de la mayoría de edad de la víctima y dependiendo fecha de los hechos. Las agresiones sexuales (penetración o felación) a menores prescriben entre los 10 y 15 años, también a partir de que la víctima cumple 18 años.

Uno de los aspectos que más destacan de Examen de conciencia es el tratamiento de las imágenes. Además de las entrevistas en primer plano a víctimas, periodistas, expertos y religiosos (incluidas desasosegantes confesiones de pederastas), el trabajo incluye impactantes fotos de pederastas con niños, y también dramatizaciones que buscan representar cómo abusaban de estos. Un material muy proclive a la morbosidad, como reconoce Solé: «Uno de los puntos básicos de este trabajo fue evitar cualquier deriva hacia la morbosidad y el amarillismo -dice-. Es duro, pero no morboso, son los protagonistas los que se explican, sin añadir ni quitar».

Testimonios

Y ese es otro de los logros de la producción: los testimonios ante la cámara, ya que, según Solé, ha sido «muy difícil» encontrar quien estuviera dispuesto a decir públicamente lo que explicaban en privado. Por eso, algunos no dan la cara. «Son personas muy traumatizadas, y tenías que tratarlos como amigo, como confidente, a veces como psicólogo…». Todas las víctimas de abusos sexuales que aparecen son hombres, un detalle que su director considera que se debe a un doble motivo. «Por un lado, hasta 1996, la educación en centros religiosos estaba segregada, y la mayoría de los casos eran castigos físicos o psicológicos. Y por otro, cuando ha habido abusos, cuesta muchísimo más que la mujer hable. Se niega y se cierra. No lo admite… Es una realidad para reflexionar», apunta Solé.

Examen de conciencia se cierra con el caso del personaje que sirve de nexo de unión de toda la producción, Miguel Ángel Hurtado, que sufrió abusos en el Monasterio de Montserrat. Este caso vuelve a demostrar el «manual de instrucciones» que parece seguir toda la Iglesia española: la víctima sostiene que tanto el antiguo abad de Montserrat, Sebastià Bardolet, como el actual, Josep Maria Soler, intentaron proteger al pederasta y tapar el escándalo.

El equipo espera reacciones al estreno de este viernes: «Seguro que quien lo verá, si no lo ha visto ya, es el Papa Francisco».