Los habitantes de la casa de Hay alguien ahí , la serie de misterio de Cuatro, no solo tienen que enfrentarse a la presencia de los fantasmas. Algunos de ellos también se las tienen que ver con Silvia, una joven con cara de ángel pero capaz de dejar abandonada a una persona que ha tenido un accidente de tráfico debido a su conducción temeraria. Marina Salas (Cornellà de Llobregat, Barcelona, 1988), que ya había aparecido en Desaparecida (TVE-1), da vida a esta chica pija, caprichosa y manipuladora.

-- ¿Tiene Silvia algo bueno?

-- Yo creo que sí. Es una chica con mucho carácter, egoísta y manipuladora, que actúa dentro de su lógica interna y su moral: deja a la mujer abandonada en la carretera porque no quiere ir a la cárcel. Además, más adelante sí que se va a ver su sensibilidad, sus conflictos y movidas de cabeza.

-- ¿Es un aliciente para usted hacer de mala?

-- El aliciente es que uno mismo, como actor, tiene que saber coger a un personaje como este, que de antemano rechazamos en la vida real debido a la educación que hemos recibido, y debe despegarse de todos los prejuicios que tiene sobre él para hacer su papel y no estereotiparlo.

-- De momento, el único que ha conseguido poner en su sitio a Silvia ha sido Iñigo (Guillermo Barrientos), su novio, que ha roto con ella...

-- Lo que pasa es que ellos tienen una relación muy tormentosa, con constantes idas y venidas.

-- ¿Crees que Silvia está realmente enamorada de Iñigo?

-- Eso es lo que tengo más claro de la serie.

-- ¿A usted le gustan las películas de miedo?

-- No mucho. Igual sí que me tira un poco más el terror psicológico, un rollo como Funny games o El experimento .

-- ¿Se pasa mal rodando una serie de terror?

-- Que va, al contrario. Aunque sí tengo que decir que nos han pasado algunas cosas durante el rodaje. El vigilante del plató dejó el puesto porque decía que por la noche escuchaba ruidos, un miembro del equipo se cortó el pie justo antes de rodar la escena de la ouija y a Guillermo (Iñigo) se le incendió el jersey.

-- Vamos, que, después de todo, parecía que realmente había alguien ahí...

-- (Ríe). Bueno, yo no creo mucho en esas cosas.