--¿Quién es Ulises?

--Un joven de 28 años, que ha acabado la carrera de Medicina en EEUU. Su familia es adinerada, pero esto no significa que sea el típico niño pijo y mimado, sino un chico que ha tenido suerte, que es muy majete, humilde y se preocupa por los demás. Su familia se queda en la ruina y se tiene que hacer cargo de la situación. Se pone a trabajar en un centro de la Seguridad Social de la periferia de Madrid, donde todo es un auténtico caos. Le cuesta mucho asimilar la nueva situación.

--Y sufre de un mal desconocido...

--Es un síndrome real que padecen los extranjeros por la incapacidad de adaptación al nuevo medio en el que están. Tiene síntomas como insomnio, cambios de humor y ataques de ansiedad.

--¿Más doctores en la pantalla?

--No es una serie de médicos, como las 37 que ahora hay en la parrilla. Es una comedia muy divertida, donde se cuenta la visión de una persona dentro de un centro social, que no está acostumbrada a ver cierto tipo de problemas. Es un joven agobiada y estresado. No tiene tiempo para nada más que para intentar salvarse a sí mismo, porque se siente como un extranjero en Japón.

--¿Ha sido un trabajo duro?

--Me he tenido que preparar mucho, y sigo haciéndolo: el personaje no lo coges enseguida. Me he puesto a estudiar interpretación, porque hasta ahora no había tenido tiempo. Empecé con 9 años y hasta hoy no he tenido ningún día libre. He hecho un curso intensivo que me ha ayudado muchísimo, porque me ha dado un montón de herramientas para trabajar de manera diferente.

--¿Ha dejado ya de ser un ídolo de jovencitas?

--Nunca me he visto como un ídolo de adolescentes. Gracias a Un paso adelante , tuve la oportunidad de vivir un momento muy bonito. Era una serie enfocada al público juvenil, donde se mezcló la parte musical, y todo ello se convirtió en un fenómeno muy extraño. Tuvimos un momento muy popular, pero no me veía como un ídolo, porque los ídolos, aunque sean juveniles, tienen más edad y experiencia de la que tenía yo entonces. He madurado profesional y personalmente.

--¿Cómo lleva el tema de la fama?

--Con la misma serenidad que cuando me di cuenta de cómo funcionaba, cuando tenía 14 años. Después de haber hecho 150 capítulos de Al salir de clase , la gente me paraba por la calle. Al mes y medio de dejar la serie, no me pedían autógrafos y eso me hizo saber cómo funciona, que es algo que conlleva esta profesión, pero que lo realmente importante es el trabajo, superarte cada día y ser amable con la gente. No te tiene que afectar para bien o para mal, porque no eres ni más ni menos por mucho que te paren y te reconozcan.

--¿Qué cree que le queda todavía por hacer?

--Mi sueño es seguir trabajando. En todos estos años me he dado cuenta de que el éxito es perdurar, que es lo más complicado. Poco a poco lo voy consiguiendo. Es una profesión con una carrera de largo recorrido. De los 5.000 metros, solo llevo 150.

--¿Hollywood es todavía su meta?

--Si algún día suena la flauta, tengo la oportunidad y estoy a la altura, sería maravilloso. Pero aún me queda muchísimo por hacer aquí.

¿Qué destacaría de su carrera?

--Tres proyectos: Un paso adelante , que englobó cantar en directo y aprender un montón; El cartero de Neruda y la experiencia de trabajar con José Sámano, que me dio la posibilidad de cambiar de registro inmediatamente después del personaje de Rober, y El síndrome de Ulises , que es la oportunidad más importante que me han dado, porque todo el peso recae en este papel y tengo que estar a la altura.