"Se ve muy bien de lejos, pero en los primeros planos su rostro se le nota un tanto ajado y representa mucha más edad de la que tiene", dijo un experto en belleza, allá por 1987. Pero ella, Cecilia Bolocco, se coronó miss Chile, y luego miss Universo. Más tarde fue el rostro de la CNN en español y la esposa de un devaluado expresidente argentino. Inspirada en ella, la televisión de su país prepara para noviembre el culebrón Primera Dama, la historia de una mujer con "deseos de poder". Sebastián Arrau, el guionista, nunca nombró a Bolocco. Habló de aquellas personas que, a medida que ascienden, ambicionan escalar cumbres a las que acceden muy pocos. "Mientras más alto, más solo se está y la caída es más fuerte", dijo. Casi todos pensaron en la exreina.

Bolocco bien vale una historia. Su nombre está, de alguna manera, asociado glamurosamente a las últimas dos décadas de Chile e, incluso a la región. Nacida a principios de los 60 y educada en una escuela aristocrática de Santiago, se convirtió en 1987 en una celebridad útil al régimen de Augusto Pinochet. Su consagración en Singapur como miss Universo fue transformada en un acontecimiento supremo por la dictadura.

Pinochet y hasta el cardenal chileno le enviaron un telegrama de felicitación. El diario El Mercurio escribió entonces que "centenares de jóvenes" se "apoderaron pacíficamente" de Providencia, uno de los barrios selectos de la capital, para festejar el nuevo reinado.

TIEMPOS DE COSAS FEAS

Bolocco llegó al país y fue recibida con el tratamiento que se le podía dar a un estadista. Sucedían cosas feas esos días. La policía había desfigurado el rostro de la joven Carmen Gloria Quintana. La prensa quiso saber qué pensaba la beldad. "Siempre se busca lo negativo, la paz no se alcanza yendo contra las leyes o contra la gente que está arriba, hay que respetarla: tú no sabes lo difícil que es estar arriba", respondió. Pinochet no tardó en recibirla.

Su casamiento con el norteamericano Michael Young se convirtió en una celebración nacional, con parte de la élite económica y política entonando la Marcha triunfal de Mendelshon que consagró el matrimonio. El divorcio no se hizo esperar y sumió a los medios en el desconsuelo. Ella rehizo pronto su vida. Se la vio hacer de malvada en un culebrón de Miami, La buena vida, y retornó otra vez a Chile para extender en el tiempo su reinado.

La noche de Cecilia no demoró en captar a esa audiencia que siempre esperó vindicarla. Pero un nuevo romance, a escondidas, con un hombre casado, dividió opiniones. No podía ser de otra forma en un país que entonces no tenía ley de divorcio. Bolocco hizo lo posible para que el show siguiera sin sobresaltos. Un día se interesó por Alberto Fujimori. La prensa chilena aseguró que el presidente peruano había quedado "loco" con su interlocutora.

Bolocco dijo que su entrevista con Fujimori había sido "muy humana". No faltaron quienes la tacharon de femme fatal que estaba arruinando el corazón del Chino. Bolocco se olvidó pronto de él. El amor llamaba a su puerta. Era Carlos Menem.

"Los tres personajes que han marcado mi vida fueron Anthony Quinn, Alberto Fujimori y Carlos Menem", confesó la exmiss. Pero solo se casó con el último. El marido fue del altar a prisión por tráfico de armas. La suerte no acompañaba a Bolocco. Menem fue liberado y se presentó como candidato a presidente en el 2003. Esta vez, debió pensar ella, sería primera dama. No pudo ser. Luego la pareja tuvo un hijo. Después, el divorcio.

La noticia del culebrón inspirado en su carrera pilló a Bolocco por sorpresa, mientras preparaba su colección de modas. Habrá que esperar hasta noviembre para saber si la ficción podrá superar a la realidad.