Empezó como un juego. Se estaban poniendo de moda los blogs y Rubén Ontiveros pensó que podía colocar sus cortos en la red. Y lo hizo. Pero podía hacer más. Así que los fines de semana, cuando tras currar en Madrid volvía a su pueblo, Basauri (Vizcaya), aprovechaba las casi cinco horas de autobús para escribir guiones. Los grababa con sus amigos y el domingo colgaba el producto en internet. Todos los domingos. Y nació Qué vida más triste , un fenómeno popular que, de boca en boca, encontró miles de adeptos y que el lunes estrena su segunda temporada en La Sexta.

Borja, operador de grúa ahora en excedencia, es el protagonista. Su amigo Joseba, técnico de laboratorio que libra tres días de cada semana para trabajar en la serie, es el otro puntal. Hablan ante una cámara de sus problemas, del trabajo, de fiestas, de videoconsolas o de las parejas.

´VIDEOBLOG´ SEMANAL

Una sola cámara y un decorado que reproduce la casa de los padres de Borja, donde se enrollaban en su creativo videoblog semanal. "Hacemos algo que resulta cercano. Y nos sentimos como si fuéramos nosotros mismos porque no nos creemos actores. Esto es humor de lo cotidiano y ya veremos hasta dónde llega. Por ahora, grabamos para la tercera temporada y le tenemos menos miedo", dicen Borja y Joseba en un alto de la grabación. Están a pocos kilómetros de Basauri, pero el plató es una fiel reproducción del escenario donde comenzaron la experiencia. La habitación de Borja acoge el póster de un jovencísimo Perico Delgado, y el sofá del comedor arropa los surrealistas diálogos entre los amigos a los que con frecuencia se incorporan el padre de Borja, Agustín, y su amigo entrañable, el solterón Jose Luis. "Intentamos incorporar nuevos personajes. En la nueva temporada estará la actriz Verónica Moral, que es la vecina", dice Ontiveros, guionista de programas como Vaya semanita, Made in China, Territorio Champiñón y Euskadi Comanche .

"Es un concepto doméstico de grabación. Lo debemos hacer como si estuvieran en casa", cuenta la productora Blanca Baena. Porque de lo que se trata es de ser fiel a un formato innovador. Tiene que parecer un videoblog . Es lo que atrajo a miles de jóvenes que lo seguían cada domingo en internet, que disfrutaban con historias rápidas, divertidas y cercanas a lo cutre, y que pedían más. Cada historia se cuenta en cinco minutos y son auténtica excepción las que incluyen secuencias en exteriores. Era demasiado complicado para hacerlo con una sola cámara y sin grandes inversiones. De todos modos, en un capítulo se irán a la calle con un coche exacto al de Regreso al futuro . Y Borja y Joseba se rien enfundados en sus zapatillas de paño. Que para algo la serie se rueda en casa.