Desde que apareciera en televisión dando vida a Gabrielle Solís, la pequeña y explosiva exmodelo con un gran talento para cazar fortunas, seducir a los hombres y a algún adolescente y escandalizar al vecindario, Eva Longoria, con 32 años, es ya un fenómeno mediático. En poco tiempo, la actriz ha pasado de ser una desconocida a la tex-mex con más sexapil de todo el planeta, una mujer menuda que causa estragos. Si no, que se lo pregunten a los millones de telespectadores que siguen cada semana sus aventuras y desventuras en la serie Mujeres desesperadas, que en España emite La 2 los miércoles.

--¿Cuál es su valoración del impacto que ha tenido la serie?

--Es asombroso. No sabe la cantidad de gente que se me acerca para decirme lo mucho que se identifican con Gabrielle o Bree. En mi propia familia hay una Lynette, mi hermana. Creo que esta serie ha abierto las puertas a que las mujeres sean las protagonistas, ya no hace falta un hombre a la cabeza. Ha roto barreras, la de la edad, por ejemplo. Se puede seguir siendo sexi pasados los 40. La barrera étnica es otra cosa que hemos traspasado. Ahora vemos cómo personajes hispanos, como el mío o el de Ricardo Chaviara, ocupan altos puestos sociales. Esto ha servido para que la tele cambie en muchos aspectos.

--¿Y en su vida?

--He perdido el anonimato del que disfrutaba hasta hace poco. Es el pequeño precio que tengo que pagar, no sería justo quejarme, porque mi vida ha mejorado en muchos sentidos. Pero, por otro lado, las cosas siguen siendo iguales. Soy igual de feliz ahora que cuando no tenía dinero y luchaba por conseguir trabajo en esta profesión.

--¿A la fama le debe el haber podido entrar en el vestuario de los San Antonio Spurs y conocer a su novio, Tony Parker?

--Exacto, por eso le estoy muy agradecida a la fama. No solo eso, sino que me ha permitido conocer a actores de gran talento, como Michael Douglas, Kiefer Sutherland, Paul Rudd o mis compañeras de la serie.

--¿Le gusta la trayectoria de Gabrielle en esta temporada?

--Sí, mucho. He tenido mucha suerte, porque el papel de Gabrielle ha mejorado mucho, he tenido momentos muy divertidos y también dramáticos. Marcia (Cross) estaba celosa porque decía que las frases más divertidas me las llevaba yo. He tenido la oportunidad de hacer muchas escenas físicas y eso me encanta, sobre todo hacia el final, cuando mi relación con Carlos empieza a ser como La guerra de los Rose.

--¿También ha tenido ocasión de demostrar en la serie su lado más sensible?

--Sí, Gabrielle ha ido evolucionando y convirtiéndose en alguien menos egoísta, ha tenido que llegar un bebé, el hijo de Chowmay, para sacar de ella el lado más sensible. Pero aun así sigue siendo Gabrielle, incapaz de salir de casa con el niño si no va vestido en perfecta combinación de colores. Ella es así de singular y estoy segura de que como madre será igual; hay muchas mujeres como ella, yo desde luego no seré así.

--La principal prioridad de Gabrielle es tener dinero. ¿Cuál es la suya?

--Mi familia. Quiero casarme y tener hijos. Quiero vivir en Tejas, donde nací y pasé mi infancia. El trabajo me interesa siempre y cuando me proporcione oportunidades para hacer cosas interesantes y crecer como actriz. No me interesa ser la más famosa o la más guapa.

--¿Piensa ya en tener hijos?

--Bueno, primero la boda, que ya es un gran paso, y luego vendrá lo demás. Todavía soy joven, me cuido mucho, estoy sana y creo que hay tiempo para los hijos.

--Marcia Cross se casó en la ficción y luego en la vida real, le toca a usted...

--Sí, su boda sirvió de ensayo para la mía. Tomé nota de todo, aunque todavía no estaba pensando en mi matrimonio, pero toda la decoración y organización fue tan fantástica que no quiero que falte un detalle en la mía. Me refiero a la mía en la serie, queremos que sea una combinación de Dallas y Falcon Crest.

--También para cazar millonarios. Ahora se trata de un político...

--Un político por el que siente una relación de amor y odio. Le ama porque es rico y poderoso y un buen amante, pero se odia a sí misma por sentirse atraída por un hombre tan arrogante. En eso, Gaby y yo somos como el día y la noche.

--¿Cómo es cuando no trabaja?

--Si Tony está en la temporada de básquet, voy con él donde quiera que juegue, aunque muchas veces coincide con el rodaje de la serie, y entonces pasamos más tiempo separados. Por eso procuro ir a verle los fines de semana. Entre temporadas, viajamos todo lo que podemos, vamos a Francia a visitar a sus padres. El resto lo pasamos en la nueva casa que tenemos en Tejas. Yo cocino todo el tiempo.