Jade Goody, una joven de 27 años que tiene por todo mérito haber destacado como la más zafia de las concursantes que pasó por el Gran hermano británico del 2002, ha vuelto a ser estrella mediática al anunciar que sufre un cáncer terminal, y que tiene previsto vender sus últimos días al mejor postor. Para más inri (con perdón), Goody, que alcanzó la popularidad gracias a los insultos racistas que le lanzó a la actriz india Shilpa Shetty en la casa de GH (y que originaron un gran escándalo en el Reino Unido y la India), ha tocado la fibra sensible de la sociedad al confesar que todo este mercantilismo mortuorio tiene como fin dejar la mayor fortuna posible para la educación de sus dos hijos, fruto de una relación anterior con un exfutbolista (y ahora presentador de tele), que tienen 4 y 5 años.

¿Este enternecedor fin justifica el circo mediático alrededor de una agonía en directo? ¿Alguien se cree que la cadena que logre la exclusiva donará los pingües beneficios que le proporcionará el estertor final a dos críos que se quedan sin madre? Creo más bien que les regalará el DVD del final... Y, si fuese en España, seguro que habría algún miserable que se cree periodista dispuesto a hacerles la pregunta del millón (de televidentes): "¿Qué se siente al ver estas imágenes?". En fin, ¿se debe permitir este tipo de voyerismo macabro por un fin tan noble? Tal como está hoy en día la televisión, la respuesta es simple: si tiene audiencia, sí. ¿Y quién puede poner en duda que no la tendrá?

Aunque no sea el mismo caso, vale la pena recordar la gran controversia que se vivió en Italia pocos días antes del caso Goody con el caso Eluana . La desconexión de la máquina que mantenía ¿viva? a una joven --en coma irreversible desde hacía 21 años-- provocó un encendido debate entre partidarios y oponentes de la eutanasia, que alcanzó su clímax cuando se la desconectó. Ese día, la tele pública italiana, la RAI, ofreció una interesante mesa redonda sobre la eutanasia. Su gran rival, la privada Tele 5 (propiedad del primer ministro Silvio Berlusconi), optó por emitir (¡oh, casualidad!) Gran hermano , lo que provocó la dimisión del director de la cadena, Enrico Mentana, para quien "la audiencia no es lo único que existe". Pero para Tele 5 sí. Y acertó: su Gran hermano rozó los ocho millones de espectadores (31,7% de cuota), y el debate de la RAI, 4,3 millones (17,3%). ¿Qué habría pasado si el padre de Eluana hubiese aceptado la oferta de emitir la desconexión de su hija (y destinar la millonada a un fin lacrimógeno, claro)? ¿Tele 5 habría emitido Gran hermano ?