--¿Por qué El síndrome de Ulises?

--Porque me ofrecieron un personaje, y como la serie, que seguía habitualmente, me gustaba, lo acepté. Además, iba a coincidir en un capítulo con mi sobrina Alba. El papel que me han escrito se sale un poco de lo que he estado haciendo hasta ahora, porque he hecho muchas cosas dramáticas, y me apetecía también reírme un poco.

--¿Cómo es su personaje?

--La madre de Rai (Javier Mora), el jefe gitano del barrio, una gitana andaluza fuerte y con muchos arrestos, la única persona ante la que Rai baja la cabeza. Además es un poco mandona.

--¿Qué siente al verse en la tele?

--Me veo como si no fuera yo. Es una especie de desdoblamiento. La que está en casa viendo es Dolores González Flores, y la que sale en la pantalla, Lolita. Me fijo mucho en los gestos. Soy muy autocrítica, siempre me veo defectos y no suelo quedar satisfecha. Acabo pensando que podía haber dado más.

--¿Qué le resulta más atractivo, cantar o interpretar?

--Son cosas muy distintas. Cantando, estás en directo. A veces se te olvidan las letras y tienes que salir de apuros como puedes. Hay que estar pendiente del equipo, de tener buena voz, de mostrar energía, de cuidarte todo el día para la actuación. La televisión es más cómoda, puedes repetir si te equivocas. Ahora bien, el poder que da subir a un escenario, que tienes a la gente ahí mismo, es algo que no tiene comparación con nada. Aunque a mí también me atrae muchísimo la cámara. En televisión, el morbo de no saber quién te puede estar viendo me pone mucho.

--¿Es consciente de que su nombre da importancia a una producción?

--Para mí es un orgullo que me llamen para hacer cosas en televisión y poder demostrar así la actriz que llevo dentro. Eso de la importancia no lo pienso nunca. Sé que tengo un nombre, pero para mí es un trabajo más y ambas partes nos aportamos algo. Ellos me permiten demostrar el talento que pueda tener, y si yo puedo darle a la serie un poco de frescura y de audiencia, encantada de la vida.

--Habla de la actriz que lleva dentro, ¿eso está en los genes?

--Es algo que sale solo. Toda la vida quise hacer cine, desde niña. A los 17 años me llamó Pedro Masó, pero mi padre no me dejó desnudarme en aquella época, cuando empezó todo aquello del destape, y entonces lo dejé un poco apartado. Pero la ilusión de mi vida era ser actriz, aparte de cantante, claro, que nació conmigo y que es lo que más vi y viví en casa.

--Su madre debía ser una persona excepcional...

--Era una mujer muy adelantada a su tiempo, de toda la vida, que se llevaba mejor con la juventud que con la gente de su edad. Muy moderna y muy joven de espíritu.

--Aún inconsciente, ¿nunca sintió una cierta competencia con ella?

--Jamás. La quería tanto que nunca hubiera pensado en competir con ella. Eso lo han dicho los que han querido hacernos rivales, pero no es verdad. Soy la mayor admiradora de Lola Flores.

ANTENA 3 / 22.00