Conocida por el gran público por su papel de la sacerdotisa roja Melisandre en Juego de Tronos, la actriz y cantante holandesa Carice van Houten (Leiderdorp, 1976) da vida en la serie Temple, de la plataforma de pago Sky, a Anna, una trabajadora de laboratorio que, por amor, colaborará en una clínica subterránea donde se traspasan los límites éticos.

-¿Qué le atrajo de Temple?

-Cuando recibí un e mail con el nombre de Mark Strong supe que tenía que decir que sí. Le tengo un enorme respeto como actor y como persona. Quería formar parte de ese proyecto, fuera lo que fuera. Lo conocía porque ambos trabajamos en Body of lies. Además, el guion me encanta: es original, divertido y difícil de clasificar; no se juzga a los personajes y el mío no se limita a ser una amante. Para que Daniel tuviera una aventura, su matrimonio no tenía por qué ir mal. La vida es más compleja que eso y me parece maravilloso que el telespectador pueda sentir empatía por ambas mujeres y por Daniel. Los personajes son tridimensionales y eso es lo que me atrajo.

-¿Me cuenta algo sobre el personaje de Anna?

-No se sabe de dónde es, por lo que pude mantener mi acento. Anna es bastante directa, pero también cálida. Es amiga y compañera de trabajo de la esposa de Daniel. Ha tenido una relación sentimental con Daniel, del que ha estado enamorada, lo que le pone en una situación complicada. Cuando él se entera de que su esposa está enferma, le dice a Anna que su relación sentimental no puede seguir y le pide que le ayude a curar a su esposa. Y ella acepta por Daniel, pero también por su amiga y porque es un reto profesional. Y todo se complica de nuevo: Anna no puede dejar que Daniel se aleje cuando está intentando mantener viva a su esposa. Tiene un gran dilema.

-Anna participa en la clínica subterránea de Daniel. ¿Cómo se siente formando parte de eso?

-Al principio se siente como una extraña, pero poco a poco va descubriendo más cosas y se convierte en parte de esa pequeña familia, un universo paralelo que existe bajo tierra. De hecho, parece estar más contenta en el subsuelo, donde todos están huyendo de algo, que en el mundo real. Creo que Lee dice en algún momento: «¡Lo que hacemos por amor!», porque realmente Temple es una historia de amor. De las cosas que hacemos por amor.

-¿Cómo fue trabajar con Mark?

-Fue maravilloso, porque él es maravilloso y siempre llega muy bien preparado. Es muy dulce, tiene un buen sentido del humor y no es nada arrogante. Lo que me gusta de los británicos es que casi siempre son muy educados. Mark tiene una energía increíble, igual que su esposa Liza. ¡Es un matrimonio increíble! Realmente la admiro y respeto. Me encanta cómo ha producido la serie porque estaba decidida a destacar el papel de las mujeres y no centrarse solo en los hombres. Hay una actitud ciertamente feminista en esta decisión y eso me encantó. Y Danny Mays me hacía reír muchísimo. Había una escena en la que no podía ni mirarle. Es un cómico nato.

-¿Cómo describiría el tono general de la serie?

-Es muy difícil de definir, y es justo por eso por lo que pienso que se trata de una serie única. Estamos muy acostumbrados a que todo vaya a un ritmo frenético hoy en día y, aunque esta serie tiene unas escenas muy intensas, también hay espacio y tiempo para que se desarrolle el drama. Para nada tiene un ritmo lento, al contrario. También me encanta la música, es poco convencional.

-’Temple’ plantea a los espectadores una gran cantidad de cuestiones morales y éticas. ¿Piensa que eso gusta?

-Rotundamente, sí. La gente pensará: «¿Qué haría yo en su lugar?». O quizá piensen que los personajes están haciendo algo cuestionable, pero aún así empatizarán con la situación. Eso es lo que me atrae de la serie: que plantea un reto a la audiencia. Debería haber más ficciones así.