Sea por la crisis de ideas o por la crisis económica --o por la suma de ambos factores--, el caso es que los formatos que más triunfaron en el último mercado internacional de televisión, celebrado esta semana en Cannes (Francia), han sido dos de los más clásicos de la pequeña pantalla: las bromas con cámara oculta y el concurso puro y duro, sin excesivos toques de reality show. Eso sí, son formatos clásicos, pero presentados con vueltas de tuerca muy originales, como son los casos del ya popular Benidorm Bastards y el nuevo invento del multimillonario John de Mol --el padre de Gran hermano --, The voice of Holland.

Benidorm Bastards es un formato belga en el que se presentan los típicos gags de cámara oculta (que buscan la sorpresa o la provocación en personas anónimas), pero en esta ocasión protagonizados por personas de la tercera edad que residen en Benidorm, el aparente retiro dorado de media Europa.

Estos sexagenarios y septuagenarios trabajan con evidentes signos de los achaques de su edad --reales y ficticios--, como puede ser ir en silla de ruedas. El resultado, como uno se puede imaginar, es tan sorprendente como maligno en algunos gags, lo que se ha traducido en un gran éxito. Por eso, ya antes de triunfar en el mercado de Cannes había sido galardonado con la Rosa del Oro del Festival Internacional de Montreux. Y en Cannes también se llevó el International Format Awards al mejor formato cómico. En España aún no tiene fecha de estreno, pero no tardará: la productora española Four Luck Banana tiene los derechos para su explotación. Solo que tendrán que vigilar cómo lo titulan, ya que en Benidorm ya se ha quejado por la mala imagen que da el título, que traducido al castellano es Bastardos de Benidorm.

VALORAR DE OIDO

Otro de los formatos que más expectación han creado en Cannes ha sido The voice of Holland (La voz de Holanda), un concurso de talentos similar a los conocidos Factor X o Tú sí que vales, pero que presenta una pequeña pero brillante variación: los jueces que deben valorar a los concursantes solo pueden escuchar las voces de los participantes mientras actúan, por lo que no se pueden dejar influenciar por su apariencia física, detalle básico en el actual panorama musical (como corrobora el fenómeno Lady Gaga). Eso sí, los telespectadores sí ven y oyen al alumno, lo que da un nuevo punto de interés al concurso: además de los participantes se pone a prueba el oído de los jueces, que son artistas profesionales, que se convertirán en los mentores de las jóvenes promesas a lo largo del show.

En la relación de los formatos más originales del año en todo el mundo --selección que realiza la consultora The Wit, y que es uno de los actos culminantes del mercado de Cannes--, solo ha aparecido un programa de España, concretamente de la televisión autonómica catalana: La partida de TV-3, concurso pensado para el verano que presentó un exparticipante de Gran hermano 3 (Javier Estrada) y que está basado en el juego Party&Co.