Esta vez TVE ha tomado carrerilla y a toda velocidad ha anunciado, en el Telediario, que ya les han propuesto a los líderes políticos un debate a cinco para el lunes 4 de noviembre -o sea, en esta ocasión incluyen a Abascal- y además una pedrea, un plus sobre la marcha, con tres cara a cara: Sánchez-Casado, Casado-Rivera y Sánchez-Iglesias. ¡Ah! Ya han provocado cabreo en algún candidato. Rivera ha dicho ¿qué pasa con mi cara a cara con Sánchez? Y supongo que Abascal dirá ¿y mis cara a caras donde están? ¡No me habéis dado ni uno! Y así mucho rato. Hombre, la combinatoria es una ciencia exacta. Cinco elementos tomados de dos en dos da un resultado de 10 cara a cara. Otra cosa es que dejemos la matemática y vayamos al arte de la interpretación, eso que cada cadena, templo o abadía audiovisual maneja a su aire y que llaman interés general, y que luego resulta que es un interés bastante particular. Precisamente en ese Telediario del miércoles nos decían: «La dirección de informativos de TVE defiende que las propuestas se han hecho por interés informativo». ¡Ah! El interés informativo y el interés de los que lo enarbolan y proclaman en muchas ocasiones son uña y carne.

Otro apasionante escenario es el papel que van a jugar la cadenas privadas. No parecen resignadas a que todo el festival televisivo con los candidatos lo acapare TVE. Me consta que ambos imperios (Atresmedia y Mediaset) están diseñando el contrataque. Quieren proponer a los líderes otras fórmulas de debate, más espectaculares y con más gancho para atraer más audiencia. Si Tele 5 plantease un debate a cinco moderado por Isabel Pantoja, pongamos por caso, les puedo asegurar que arrasan. En Antena 3 TV tienen El hormiguero, que siempre da muy buenos y alegres resultados.

Yo creo que esta prisa de TVE, más el frenesí de los preparativos en las privadas, es fruto de la alerta que han lanzado los estudiosos del comportamiento de las masas. Lo dijo el otro día el experto en demoscopia José María Michavila en TVE-1: «En ningún país del mundo han habido nunca cuatro elecciones en cuatro años». O sea, que estas elecciones del 10-N nos pillan cansados. Necesitan fascinarnos. La tele es el instrumento ideal. La consigna es superarse. Montar grandes shows con los candidatos podría ser bárbaro. Una cosa nunca vista. Estoy asustado.