-- ¿Qué aporta una serie como La señora?

-- De alguna forma completa la trilogía de series históricas que ha programado TVE-1: Cuéntame, que hablaba de los años 70; Amar en tiempos revueltos, de los 50 y 60; y esta, que transcurre en los años 20.

-- Y es una historia de... ¿amores imposibles?

-- Más que de amores imposibles, yo diría que prohibidos por las normas sociales de la época. Como en toda serie novelada, existe una columna vertebral que es la que mueve el mundo: el amor, las pasiones y, alrededor, varios satélites, historias de amor entrelazadas.

-- ¿Puede definir su papel?

-- Es una niña mimada y consentida. Ha tenido todo lo que ha querido, además de una buena educación. El marquesado le corresponde por derecho, como consecuencia de su clase social. Su función es casarse y tener hijos con el marqués de Castro.

-- Pero no los tiene...

-- Está demasiado obsesionada, es un personaje claustrofóbico, y por otro lado conformista: hay una serie de valores establecidos y no se plantea cambiarlos. El disgusto por no poder tener hijos la lleva a una pasión destructiva. Mientras que el personaje de Adriana Ugarte es la burguesa y Rodolfo Sancho representa al obrero, ella pertenece a la aristocracia.

-- ¿Qué opina de los años 20?

-- ¡Hubiera sido mi época ideal! Eran momentos de cambio, los típicos que suceden a una etapa negativa previa. El curso de la historia es un círculo en que se repiten fases.

-- ¿Se documentó mucho para interpretar este papel?

-- Sí, aunque mi personaje está poco involucrado en el tema político. Eran los años de la dictadura de Primo de Rivera, que ya conocía por haberlos estudiado. Siempre me ha interesado la historia: para un actriz es la herramienta de trabajo.

-- La acción transcurre en un periodo de represión social.

-- Sí, con conflictos obreros y primeros movimientos feministas. La mujer estaba relegada.

-- Y la violencia machista...

-- Creo que ha existido siempre. Hoy nos enteramos más por los medios de comunicación. Parte de culpa la tenemos las mujeres, que deberíamos aprender a protegernos.

-- ¿Qué considera usted que es una señora?

-- Una mujer con la dignidad íntegra, que lucha por la igualdad de condiciones, y lo hace sin malas maneras.

-- Es la segunda vez que trabaja con el realizador Lluís Maria Güell.

-- Sí, me hizo una prueba para Amar en tiempos revueltos, donde encarnaba a la protagonista: la primera mujer libertaria. El tenía claro que el personaje de Irene en La Señora era para mí. Lo último que me dijo es: "Turpin, ¡soy un fan tuyo!" (sonríe)

-- ¿Cómo se metió en este oficio?

-- Yo me dedicaba al diseño de joyas. Como estudiaba en Madrid, me ganaba algún dinerillo como modelo publicitario. Era una época en que mucha gente me decía que comunicaba bien, que era expresiva... Total, que se despertó algo en mí y aquí me tiene desde hace 10 años, dedicándome a la interpretación.

-- ¿Tiene alguna asignatura pendiente?

-- Sin duda, el teatro: una asignatura deseada y amada. Yo no me muero sin hacer teatro... y creo que va a ser mi gran pasión.