Desde hace dos semanas, los actores que prestan su voz a los conocidos personajes de dibujos animados se niegan a trabajar para intentar forzar un aumento de sus sueldos. Cada uno de estos artistas pide 360.000 dólares por episodio (unos 54 millones de pesetas), en vez de los 125.000 dólares (18 millones) que cobran actualmente.