La temporada de caza mayor arranca este fin de semana (hoy sábado, 5 de octubre, es el primer día hábil) y contará con unas 1.700 monterías hasta el 16 de febrero). La cifra está en línea con los datos de los últimos años aunque la estimación supera ligeramente el balance que recoge el último informe de la Federación Extremeña de Caza del 2018: 1.664 monterías en la temporada pasada. Es algo menos de lo que arroja el balance anterior, aunque desde el sector restan importancia a la diferencia y lo atribuyen a un tema de «gestión cinegética, de que no todas las manchas se montean todos los años», en palabras de Ignacio Higuero, portavoz de los empresarios de caza en la región. El auge de la caza mayor en Extremadura y la demanda, ha convertido a este sector en un recurso turístico que se va articulando a paso lento y también se adapta a las demandas del mercado. Un ejemplo, ahora se organizan más monterías los sábados, porque la gente que viene de fuera quiere el domingo para regresar a su lugar de origen.

Se calcula que la caza mueve alrededor de 380 millones de euros por temporada (una estimación por parte del sector, que no se ha movido en los últimos años) y que hay 800 cotos privados de caza mayor.

«Esperamos que llueva en los próximos días porque el campo está en una situación lamentable», dice Higuero de la temporada que arranca y que no será especialmente buena en capturas.

«Nos preocupa la situación de emergencia cinegética, que está empezando a afectar a las poblaciones de ciervas y debería relajarse», dice el empresario. La cuestión es que hace dos años (en octubre de 2017) se decretó esa emergencia cinegética con el fin de aligerar las poblaciones de ciervo ante los problemas de superpoblación y se incrementaron los cupos en las comarcas cinegéticas entre un 20% y un 50%, según el caso. Pero dos años después y tras un mal año de cría por la sequía, la situación para el ciervo esta temporada es muy distinta. «O se gestiona la caza o la caza desaparece», advierte Higuero que pide a la administración que «suavice» las condiciones y al sector «que sea capaz de autorregularse y de poner cupos máximos más bajos en función de los animales que hay».

Radicalmente opuesta es la situación del jabalí en clara expansión tanto en las comarcas cinegéticas de caza mayor (las VC4) como las que no lo son (en los Llanos de Cáceres, La Serena y Tierra de Barros, entre otras) y que están causando daños a la agricultura y la ganadería.