Hace 17 años que abrió en el barrio de San Roque, en Badajoz, la librería Abecedario y poco más de dos años que Javier Carmona decidió duplicar a través de franquicias el modelo de negocio que había creado. «Funcionaba y era el momento de hacer algo más», recuerda. Así que preparó toda la documentación y comenzó la expansión de Abecedario, que tiene ya nueve sedes en Extremadura y otras ocho en distintos puntos de España. Antes de dar el paso, Carmona creó una distribuidora que es la que abastece de forma exclusiva a todos los establecimientos que llevan su firma. «Aprovechamos la economía de escala, porque al comprar grandes cantidades conseguimos mejores descuentos, mejores condiciones y nos beneficiamos todos», explica. Pero reconoce que es fundamental que el franquiciador mantenga permanentemente el respaldo: «conozco a gente que se ha arruinado porque invirtieron dinero en una franquicia pensando que era una salida laboral y después se vieron solos», critica del sector. «Yo voy de la mano de mis franquiciados, porque si ellos venden, vendo yo. Y no me interesa abrir muchos locales, ni tampoco dar la franquicia a cualquiera», dice.