Cerca de veinte mil parados extremeños con experiencia laboral previa no perciben ya ninguna prestación por desempleo. En concreto, a febrero pasado eran 19.858 los inscritos en las oficinas del Servicio Extremeño Público de Empleo (Sexpe) que se encontraban en esta situación, de acuerdo a la información facilitada por CCOO de Extremadura. De los 112.939 parados que se contabilizaban en la comunidad autónoma, 105.265 (un 93,2%) tenían experiencia laboral previa, un requisito imprescindible para recibir estas ayudas. Y de ellos, los beneficiarios de prestaciones, ya sean contributivas o asistenciales, eran solo 85.807.

CCOO presentó recientemente un estudio a nivel nacional sobre protección por desempleo con datos pormenorizados de cada comunidad autónoma. En él se alerta de varios aspectos. En primer lugar, de que el número de personas que reciben estas prestaciones ha sufrido un acusado descenso desde el 2012. En segundo, de que la calidad de la protección se ha ido resintiendo progresivamente. Por un lado, porque la mayoría de prestaciones han pasado a ser de carácter asistencial, que tienen un importe menor que las contributivas. Por otro, porque se ha registrado un recorte de su duración. «Las prestaciones contributivas, además de ser de mayor cuantía y cotizar a la Seguridad Social, alcanzan una duración máxima de dos años. Algunos subsidios pueden superar esta duración, pero mediante prórrogas cumpliendo determinados requisitos», se recoge en el informe.

En toda España, son más de 1,2 millones las personas que ya no tienen ningún tipo de ayuda económica de este tipo. Eso pese a que desde el 2014 el sistema ingresa más de lo que gasta, de manera que el 2017 acabó con un excedente de 2.353 millones de euros, recalca este sindicato.

TASA DE COBERTURA / En febrero del 2018 la tasa de cobertura (que se obtiene dividiendo la cifra de beneficiarios entre la de paro registrado con experiencia laboral más los perceptores del subsidio agrario) se situó en el 58,2% en España. En Extremadura la proporción es muy superior, con un 71,6%, por lo que la situación sería, aparentemente, mejor. Es, junto con Baleares, Cataluña y Andalucía, una de las únicas cuatro comunidades autónomas españolas donde la tasa de cobertura se situaba al cierre del pasado año por encima de la media estatal. Sin embargo, los autores del estudio puntualizan que, si bien en Baleares y Cataluña «los desempleados cuentan con unas prestaciones de mayor calidad, con mayor volumen de personas que perciben las contributivas», tanto Extremadura como Andalucía tienen «buena parte» de estos parados «cubiertos por el subsidio agrario». En este sentido, se recuerda, los trabajadores agrarios eventuales tienen derecho a las prestaciones contributivas, pero no a las de carácter asistencial (renta agraria y subsidio), a menos que residan en estas dos comunidades. En Extremadura, los perceptores de estas dos retribuciones superan los 26.000, lo que contribuye de forma determinante a que la comunidad autónoma sea en la que el peso de las prestaciones contributivas resulta menor sobre el total. En diciembre pasado, suponían apenas un 24%, frente a la media nacional, que supera el 40%.

Otro aspecto significativo es la brecha de género que hay en la región en cuanto a la tasa de cobertura: 78,2% en hombres y 61,1% en mujeres, el segundo diferencial más elevado del país.

El informe de CCOO también establece cuál es el perfil de los beneficiarios en función del tipo de retribución que reciben aunque, en este caso, lo hace con datos solo nacionales. Así, se precisa que los menores de 30 años son mayoritariamente perceptores de prestaciones contributivas, algo que sucede en casi seis de cada diez casos (59%), y que se repite tanto en hombres (63%) como en mujeres (55%). En cambio, en el tramo que va de los 30 a los 49 años solo los hombres son beneficiarios en mayor número de las contributivas (56%), mientras que en las mujeres predominan las asistenciales (54%). La situación acaba de revertirse entre los mayores de 50 años, segmento en el que prevalece ampliamente la cifra de perceptores de asistenciales, con proporciones muy similares entre ambos géneros (74,7% en hombres y 76% en mujeres). Algo que ocurre «en gran parte por los beneficiarios del subsidio para mayores de 55 años», se aclara.

La evolución de las prestaciones contributivas ha seguido una línea claramente descendente durante los últimos años en la región. Así, con datos de febrero de cada año, en 2010 eran 32.664 los parados que la recibían; en 2015, 22.542; y en el 2018, 20.028. En el primero de esos años, cuando el volumen de desempleados (118.763) no estaba muy lejos del actual, un 27% de ellos tenían prestación contributiva. A día de hoy, son únicamente el 18,5%. Eso explica que el gasto en prestaciones haya caído también notablemente, de los 69,6 millones a 51,8 en este periodo (25,6%).