Hay margen aún para que en las próximas semanas pueda cambiar algo la tendencia y lleguen las primeras lluvias del otoño antes de que se finalice septiembre, pero según los datos registrados hasta ahora, tanto el año en curso como el año hidrológico están considerados como «muy secos» por la Agencia Estatal de Meteorología en Extremadura (Aemet). La razón: que el volumen de las precipitaciones que se han registrado en ambos periodos dista de lo que se considera dentro de lo normal o esperado.

En cuanto al año civil (el que da inicio el 1 de enero) la Aemet lo incluye en esa categoría porque, con los datos recogidos entre enero y agosto, el promedio de precipitaciones para toda la región ha estado en 160,1 litros por metro cuadrado, lo que supone un 55,1% de lo esperado: 290,4 litros por metro cuadrado. Y eso que el mes de agosto ha terminado con la consideración de «húmedo» en la región, por los episodios de tormentas que se registraron los días 9, 21, 25 y 26, que dejaron algo más de 9,1 litros en Extremadura, casi el doble de la cantidad que se considera propia de esta fecha (4,7 litros).

Respecto al año hidrológico (el que se inicia el 1 de octubre) con los datos recopilados a falta de un mes para que se cierre, el promedio de precipitaciones lo sitúa entre los «muy seco»: han caído 374,5 litros en la región, lo que supone un 30% menos de los valores normales. Y el déficit de precipitaciones afecta por igual a todas las zonas de la región. Con los datos disponibles ahora no parece además que vaya a variar en la próxima semana: «no se esperan precipitaciones y seguiremos acumulando déficit», afirma Marcelino Núñez, delegado de la Aemet en Extremadura. Sí que se espera que bajen algo las temperaturas y se acerquen a valores más propios de la época. Pero nada de lluvias, con la información actual.

Más allá de una semana, las predicciones pierden fiabilidad, aunque desde la Aemet afirman que «no son descartables las lluvias» para los últimos días de septiembre. Si llegaran, podrían aliviar al menos en parte la situación de escasez que atraviesan sectores como la ganadería.