Sí o sí, después de más de una década de promesas incumplidas y fechas que se esfuman, esta tendrá que ser la legislatura en la que Extremadura conseguirá que un tren rápido y electrificado circule por sus vías. La plataforma del AVE Badajoz-Plasencia estará acabada este año y en 2020 llegarán las catenarias y, en consecuencia, un servicio ferroviario acorde al siglo XXI. Si se cumplen esta vez los plazos, claro. No obstante, la reivindicación habrá de seguir porque aún quedan otras dos fases para poder llegar a Madrid en alta velocidad: el trayecto Plasencia-Talayuela y el Talayuela (Oropesa)-Atocha. El primero avanza, el segundo no.

Por otra parte están las carreteras pendientes. Esta también deberá ser la legislatura en la que la autovía Cáceres-Badajoz sea una realidad. Es el compromiso del Gobierno de Sánchez y el de Fernández Vara. No correrá la misma suerte la autovía del Levante (la conversión de la N-430, que uniría Mérida y Ciudad Real).