Aumenta el paro, se acaban las prestaciones sociales, pero hay que seguir comiendo. Para muchos extremeños es un problema más en los tiempos que corren y tienen que elegir entre seguir viviendo bajo techo y hacer frente a los gastos de un hogar o alimentarse. Son "nuevos pobres" que ahora pasan a engrosar la lista de personas necesitadas que antes la formaban solo indigentes o inmigrantes que vienen a la región sin nada.

Un alivio para todas estas personas está en la caridad. Los bancos de alimentos de Badajoz y Cáceres son los principales encargados de suministrar productos alimenticios a quienes no tienen recursos suficientes. También Cáritas y Cruz Roja de Cáceres y Badajoz distribuye alimentos en las provincias. Lo hacen entre todos a más de 400 entidades y asociaciones que finalmente llegan a 50.000 personas de la región --casi 40.000 solo en la provincia de Badajoz--, una cifra que estiman estos colectivos entre el 20% y el 60% más alta que el año anterior.

Problemas familiares, enfermedades, adicciones,... estaban detrás de cada persona que recibía ayuda de estas oenegés. Ahora esos problemas se siguen atendiendo pero han aparecido los "nuevos pobres", como señala la presidenta del Banco de Alimentos de Badajoz, Carmen de Aguirre, ligados al repunte del desempleo y el fin de las prestaciones sociales. "La demanda ha aumentado muchísimo, ahora son familias normalizadas que están sin empleo las que vienen pidiendo alimentos", explica Ignacio Barruecos, responsable del Programa Alimentos Solidarios de Cruz Roja en Cáceres.

Con esta apreciación coinciden también el director de Intervención Social de Cruz Roja en Badajoz, José Javier Ramos, y los responsables de los bancos de alimentos, que en estos tiempos trabajo no les faltan para que tampoco le falte a nadie algo que llevarse a la boca. "Aunque siempre se necesita más", insiste Angel Bernal, secretario del Banco de Alimentos de Cáceres.

Su actividad se realiza a lo largo de todo el año: organizan campañas del kilo en diferentes supermercados y colegios también, gestionan los donativos, principalmente de entidades bancarias gracias a los cuales pueden mantener la actividad del banco, preparan actividades para captar recursos y organizan en función de las necesidades todos los productos que consiguen. También recepcionan los alimentos provenientes del Fondo Español de Garantía Agraria (Fega), excedentes de la Unión Europea que se distribuyen en todo el país en función de las necesidades de cada comunidad.

La gestión que realizan no es directa a los beneficiarios, sino que reparten los alimentos a través de asociaciones y colectivos a toda la región. Ayuntamientos, mancomunidades, parroquias, asociaciones benéficas, comedores sociales, centros de día,... en total más de 400 entidades que hacen llegar los recursos a quienes más los necesitan. La cifra de colectivos ha crecido algo, pero no es tan significativa como el de usuarios que reclaman ayuda, incluso que van directamente al banco a pedir ayuda, como es el caso de la oenegé cacereña ubicada en Aldea Moret. "Ahora vienen el doble de personas que lo hacían antes, pero aquí no podemos darles alimentos, por eso les informamos de a dónde deben acudir para poder recibirlos", explica Bernal.

4 MILLONES DE KILOS En tiempos de crisis, la ayuda no se ha visto mermada, es más, reciben más cantidad de alimentos. "Pero siempre se necesita más", dice Bernal. Este año entre estas organizaciones repartirán unos cuatro millones de kilos --solo el Fega aporta 2,3 millones-- entre todos los necesitados.

"No podemos quejarnos de la ayuda que recibimos, hay muchas fábricas extremeñas que nos dan productos como Nestle de Miajadas, Inpralsa, Toncoex, Vegenat, Carcesa,... pero todavía hay algunas que no se han dado cuenta que destruir un producto que le queda poco tiempo de vida cuesta dinero y a nosotros nos ayuda", explica Carmen de Aguirre, que reconoce también que otros negocios que colaboraban hace meses han dejado de hacerlo "porque tampoco están en buena situación".

La solidaridad entre los Bancos también es muy importante. "Hace días recibimos un tráiler de yogures de Burgos, que ellos tienen en stock", dice De Aguirre. Pero traer eso cuesta dinero, porque hay que sacar un camión a la carretera, "por eso es también muy importante la ayuda económica de entidades como Caja Extremadura, el ayuntamiento, la Junta y la Diputación", señala Bernal. Su principal preocupación radica ahora en la falta de espacio para guardar tantos kilos. Por ello, el Banco de Alimentos de Cáceres solicita a la Junta que les ceda la otra parte del antiguo silo de Aldea Moret, donde están instalados. La ayuda material no sobra pero la humana tampoco y piden también la implicación de más voluntarios, "como hacen este año los usuario de Reto".

Uno de los destinos de estos alimentos es la asociación Clesis, de la Iglesia Evangélica, que reparte a unas 60 familias alimentos cada tres meses, la frecuencia con la que les suele suministrar el Banco de Cáceres. "Lo ideal sería repartirlo de mes en mes, pero no tenemos espacio para almacenar estas cantidades", explica Luis Acosta. Antes del reparto los beneficiarios deben acreditar que necesitan la ayuda presentado documentos que demuestren que están en el paro o que tienen una paga baja y gastos a los que hacer frente.