Las bodegas extremeñas guardan todavía 50 millones de litros de vino de la última campaña de la vendimia que no se han vendido cuando faltan tres meses para vendimiar de nuevo (empezará en torno al 20 de agosto). Ese stock es el que hace peligrar el mercado y las rentas de productores y cooperativas. Para ello, proponen como solución de urgencia la llamada destilación de crisis; es decir, dar salida a ese vino almacenado en forma de alcohol para uso industrial y, sobre todo, para mezclarlo como combustible. Mientras tanto, los precios han caído en picado y los viticultores cobran hoy a 0,17 euros el litro de vino de diez grados cuando hace unos meses ese mismo producto se pagaba a 0,24 euros. La culpa, según el sector la tiene la OCM negociada por el Gobierno que, entre otras cosas, va a hacer que las ayudas que reciba Extremadura pasen de 40 millones de euros a 23, ya que se han quitado las subvenciones al almacenamiento, a los subproductos como el orujo y para el mosto. En todo caso, creen que la próxima cosecha será "normal".

Por ello, insisten en que tanto el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino como la propia Junta deben actuar con urgencia, porque "o se destila vino y se retira del mercado o difícilmente se afronta una vendimia", aseguró ayer Calixto Gajardo, presidente de sectorial del vino de la Unión Extremeña de Cooperativas Agrarias (Unexca), que agrupa a 5.000 viticultores.

Se da la circunstancia de que la producción en la última campaña de la vendimia en Extremadura alcanzó los 370 millones de litros (3,7 millones de hectólitros), 90 millones de litros más que la del 2007; mientras no se ha vendido tanto por la menor demanda de los consumidores, con lo que se ha quedado almacenado en las bodegas gran parte de esos caldos, en mayor medida blancos y no tanto tintos, que se vende casi todo a Portugal y Angola.

Esta situación, insisten, se agravará en pocos meses, ante el inicio de una nueva campaña de recolección de la uva, cuando las cooperativas se encuentren con una parte importante del vino sin vender o sin retirar debido a la caída de precios, con la consiguiente reducción de capacidad de almacenamiento para el nuevo vino, sin poder liquidar a los productores el precio de la uva y sin cobrar las ayudas provenientes de las medidas del cupo nacional, que no se cobrarán hasta finales de año. Esto último es otro problema, ya que los productores ya han echo la mayor parte del gasto en la preparación de sus viñedos para la inminente campaña pero no empezarán a cobrar sus ayudas al menos hasta el mes de septiembre.

Además de esa destilación de crisis, que la OCM no permitió, insistió Gajardo, Unexca también propone incluir parte de ese vino que está almacenado "dentro de los acuerdos internacionales con Rusia para llevar vino allí, con un aval del Estado".

LINEAS DE CREDITO Otra dificultad añadida es la situación del mosto, que tampoco recibe ayudas con esta nueva OCM, algo que sí obtiene Italia, uno de los principales competidores para España en este sector. En este sentido la empresa extremeña Viñaoliva está sufriendo sensiblemente está falta de subvenciones, indicó Gajardo.

Además, Unexca pide líneas de crédito similares a las que el ICO presta a otros sectores.Se trata de facilitar así la financiación de las bodegas cooperativas mediante compensación de puntos de interés y exenciones fiscales que doten a estas bodegas de la liquidez necesaria para hacer frente a la liquidación de los socios. Tal es el problema generado, que hay bodegas en "suspensión de pagos", reiteró el responsable de Unexca en esta materia.

Todas estas trabas que los productores achacan a esta nueva OCM del vino tienen una gran relevancia en Extremadura, segunda región en superficie de viñedos y la tercera en producción, tras Castilla-La Mancha y Cataluña. Además, está repercutiendo en que tradicionales compradores de vino extremeño ahora no lo estén haciendo.