Otro precedente de lo ocurrido ayer en Alcuéscar se vivió en septiembre de 1997, coincidiendo con el Día de Extremadura. Esa tarde, un camionero que circulaba por la travesía de la N-630 en Fuente de Cantos en dirección Aceuchal detectó la presencia de un menor marroquí escondido en la carga de corcho que transportaba el camión.

Agotado por una travesía de 68 horas --se había colado en la caja del camión en Tánger (Marruecos)-- y el intenso calor de esas fechas, el menor, de 16 años, levantó la lona que le cubría para tomar aire, momento en el que otro camionero que circulaba detrás dio el aviso por radio.

El conductor del camión donde se había escondido el joven detuvo el vehículo junto al cuartel de la Guardia Civil de Fuente de Cantos. El marroquí bajó sin oponer resistencia.

Entonces la Guardia Civil escoltó al camión hasta el campo de fútbol, para evitar posibles fugas de más polizones una vez que se retirase la lona. Sin embargo, se descubrió que el menor viajaba completamente solo.

A pesar del mal aspecto que presentaba tras su inhumano periplo, el análisis médico reveló que se encontraba bien de salud, por lo que quedó bajo la tutela de la Junta.

Horas después, y durante la descarga del camión en San Vicente de Alcántara, el conductor encontró entre el corcho que traía desde Temara, localidad próxima a Rabat, unos pantalones con la documentación del menor marroquí, una botella de agua y una bolsa con algunos alimentos, que constituían todo el equipaje que llevaba el joven.

Fue el final de una huida de la miseria que no pudo culminar con éxito y que estuvo a punto de costarle la vida.