Una semana después del 1-O, y ante una posible declaración unilateral de independencia (DUI) en el Parlamento catalán, las calles más céntricas de Barcelona se inundaron ayer de banderas españolas y senyeres. A gritos de «Puigdemont, a prisión» y de «España, unida, jamás será vencida», los 350.000 manifestantes antiindependentistas, según la Guardia Urbana, censuraron la deriva soberanista del Gobierno catalán en una manifestación convocada por Sociedad Civil Catalana (SCC). Los organizadores elevaron hasta 950.000 los manifestantes que desfilaron desde la plaza Urquinaona hasta la Estación de Francia, bajando por la Vía Laietana, para expresar su rechazo a que Cataluña se independice de España.

Sociedad Civil Catalana es una asociación que tiene como objetivos «promover, difundir y fomentar la cohesión y la convivencia entre los ciudadanos en Cataluña y de estos con el resto de los españoles» y «promover, difundir y mantener la cultura catalana como parte inseparable de la cultura española común».

La crispación generada por los anunciados planes del Ejecutivo de Carles Puigdemont y las decenas de autocares y trenes AVE que llegaron del resto del Estado desde ciudades como Madrid, Valencia y Zaragoza, pero también desde pueblos de Gerona, Tarragona y Lérida, contribuyeron a que esta sea la manifestación más multitudinaria a favor de la unidad de España celebrada hasta ahora en las calles de Cataluña.

La cabecera, bajo el lema Basta. Recuperemos el seny, estuvo protagonizada por el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, además de los principales líderes del PP y de Ciudadanos.

La delegación popular catalana estuvo liderada por el presidente del partido en Cataluña, Xavier García Albiol, arropado por el vicesecretario de Autonomías, Javier Arenas; la vicesecretaria de Estudios, Andrea Levy, y el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado. Mientras, del lado naranja, destacó también su presidente, Albert Rivera, y la líder en Cataluña, Inés Arrimadas, aplegados junto a los portavoces del partido en el Congreso y en el Parlamento catalán, Javier Villegas y Carlos Carrizosa.

Por parte de los socialistas, que llamaron a la participación de sus militantes pero no convocaron como partido, se pudo ver al secretario de organización y portavoz de partido, Salvador Illa, y al diputado en el Parlament David Pérez, además del exministro Celestino Corbacho.

BORREL Y VARGAS LLOSA / Los encargados de concluir la marcha fueron el expresidente del Parlamento Europeo y exministro socialista, Josep Borrell, y el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, quienes pidieron al Govern que dé marcha atrás y resuelva el conflicto catalán mediante el diálogo.

La gran afluencia de participantes en la manifestación obligó a Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) a cerrar algunas estaciones de metro próximas a los puntos de paso de la marcha. Algunas paradas del suburbano se vieron colapsadas de usuarios y TMB decidió tomar medidas de precaución por motivos de seguridad, aseguran. Se trató, según las mismas fuentes, del dispositivo habitual en este tipo de manifestaciones, con desvíos que se adoptan en función de la evolución de las afluencias de gente. Con todo, fueron varios los usuarios que se quejaron de que TMB no había previsto ninguna medida especial en el metro ante la convocatoria, que podía ser multitudinaria.

Òmnium Cultura, una de las asociaciones más implicadas en el proceso independentista catalán, pidió respeto por la manifestación convocada ayer en Barcelona por Sociedad Civil Catalana (SCC). «Son muchas las personas que viven en Cataluña que quieren la unidad de España y nos gusta y valoramos que defiendan públicamente lo que piensan. Como demócratas siempre hemos luchado para que puedan expresar su opinión en un referéndum».

La organización, que subió un comunicado a Crida per la Democràcia, una web intervenida por la Guardia Civil la semana pasada con motivo del pseudorreferéndum del 1 de octubre, defiende un «país plural en el que todo el mundo se exprese libremente». A su vez, dio «la bienvenida» a quienes acudieron ayer a la cita organizada por SCC «de todas partes del Estado». Y les agradecía «la visita».