Si es necesario el consentimiento de los padres para que una menor de 16 o 17 años aborte es sin duda el punto más polémico del anteproyecto de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y Educación Sexual que el Consejo de Ministros aprobó el pasado 14 de mayo. "Al menos sería necesario la autorización paterna". Es una de las afirmaciones más repetidas por los sanitarios y por la que también aboga el presidente de la Junta de Extremadura. Esta modificación "no tiene porque estar reñida con el consentimiento", asegura Fernández Vara.

La educación sexual juega un papel fundamental en esta ardua discusión. "A todos los padres nos gustaría conocer que nuestra hija pasa por esa situación, pero la confianza hay que ganarsela en casa con una buena educación sexual familiar", opina la ginecóloga Azucena Llopis, miembro de la directiva de la Asociación Extremeña de Planificación Familiar, que presidió hace unos años. "Esta ley no obliga a abortar, está hecha para dar cobertura legal a una realidad social exigida por numerosos colectivos desde hace años".

Esa realidad a la que se refiere Llopis es la práctica de abortos fuera de la legalidad --permitidos en casos de violación, graves malformaciones del feto y riesgo de daño físico o psíquico para la madre--. "El número de interrupciones que se realizan por los motivos establecidos por ley es insignificante en el total de abortos", añade el ginecólogo José de Julián, tal y como piensa Llopis. Por este motivo De Julián considera necesaria la reforma porque la ley vigente desde el año 1985 es "hipocrita", dice.

EXPERIENCIA Llopis impulsa aún más su postura con su experiencia en el centro de planificación de Mérida donde trabaja: "Sabemos que un embarazo no previsto es una situación dramática en la mayoría de los casos y muchas mujeres no se consideran partidarias del aborto hasta que se ven en esta situación". A favor de la reforma, que se debatirá en el Congreso en unos meses, está ese ajuste a la realidad, la gratuidad de la intervención y la libertad de elección a la mujer por la que aboga el colectivo extremeño de planificación familiar. La equiparación europea y la prevención de embarazos no deseados con una mejor educación sexual --Extremadura registra una de las menores tasas del país en número de abortos, la mitad menos que la media nacional--, son otras de las ventajas, ratificadas también por el Gobierno central. En contra, las críticas son más rotundas. "El conocimiento de los padres es necesario porque interrumpir una vida es una decisión importante", dice De Julián.

Más allá va el presidente del Colegio de Médicos de Badajoz, Pedro Hidalgo, que considera el borrador un "error". Se basa en que "estamos destruyendo la tutoría paterna", en el "trauma" que supone una intervención así y en que "se rompe la equidad del Pacto por la Sanidad" desde que la prestación pasa a ser pública por imposición. "No entendemos que una joven no pueda decidir el alcalde de su pueblo y sí sobre otra vida", apunta. Su homólogo en Cáceres, Carlos Arjona, se posiciona en la misma línea. "La solución está en la educación sexual, no en permitir a una menor abortar". Una información que consideran primordial. "El aborto es el fracaso de la educación reproductiva y el Gobierno está empezando la casa por el tejado. Qué nos dejen a los médicos entrar en las escuelas para informar", exclama Hidalgo.

UN FETO DE 13 SEMANAS Para echar más leña al fuego, en la última semana, una declaraciones de la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, impulsora de la reforma, ha encendido más a los profesionales que critican esta medida: "Un feto de 13 semanas es un ser vivo, no un ser humano". Unas palabras que posteriormente matizó tras el revuelo originado: "No hay evidencia científica para decir qué es un ser humano ni para no decirlo y me baso en el manifiesto que han elaborado los científicos", pronunciaba hace unos días. Ante esto son varios los médicos que han hablado. Es el caso del ginecólogo pacense Ernesto González, que sale al paso para asegurar que "objetivamente nadie puede decir cuándo empieza la vida", informa Efe. Al respecto, De Julián lanza una propuesta: "Me encantaría que alguien me dijese cuándo empezó la ministra a ser un ser humano". Según el ginecólogo que dirige la clínica de reproducción Norba en Cáceres, no hay base científica