La refinería más moderna de las que funcionan ahora en España es la de Tarragona, que se puso en marcha hace 30 años. La más antigua se ubica en Escombreras (Murcia), y ha cumplido 56 años.

El 40% de las plantas europeas de refino está en el interior. Para la extremeña habrá que construir dos oleoductos, uno para traer el crudo, seguramente desde Huelva, y otro para sacar la producción hasta Almodóvar del Campo, vía Mérida.

El 76% de los productos de la refinería --3,8 millones de toneladas por año-- saldrá vía oleducto. El resto se distribuirá a través de camiones cisterna o tren. En estos dos medios de transporte se sacarán el propano, butano, una mínima parte del queroseno, gasóleos y gasolinas, el coque y el azufre.

El agua necesaria para la planta se tomará del pantano de Alange, ya que se ha considerado más viable medioambientalmente utilizar un embalse ya existente, y de alta capacidad, que construir uno específico para la industria.

El diseño de la refinería le permite utilizar como combustible el gas natural, y ahorrar un 25% de energía respecto a las plantas construidas en los años 90.