A finales de la semana pasada, un alto cargo socialista expresó en privado su convicción de que el día después de las elecciones autonómicas y municipales apenas nadie prestaría atención a las movilizaciones surgidas del movimiento 15-M. ¿La razón? El descalabro del PSOE iba a ser tal que cualquier otra noticia de actualidad quedaría necesariamente velada. Acertó, claro. Más que a la Puerta del Sol, más incluso que a las alborozadas oficinas del PP en la madrileña calle de Génova, las miradas se dirigieron ayer hacia los oficiales del estado mayor socialista reunidos en la sede de Ferraz, un cuartel general cada vez con más pinta de búnker ante cuyas puertas se agolpaban las preguntas. ¿Se decidirá el liderazgo del partido en un congreso extraordinario? ¿Cuándo abrirá el PSOE el proceso de primarias? ¿Habrá primarias? ¿Quién concurrirá a ellas? Y, por encima de todas las cuestiones, una: ¿se adelantará la fecha de las elecciones legislativas?

Ninguno de estos interrogantes tiene hoy una respuesta clara. Pese al quebranto sufrido, la dirección del PSOE no se plantea convocar de forma anticipada los comicios generales porque considera que la grave situación económica exige completar las reformas pendientes --el gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, se pronunció ayer mismo en este sentido-- y que abrir ahora un nuevo frente electoral abocaría al país a una inestabilidad de consecuencias impredecibles. La necesidad de reducir la prima de riesgo de la deuda española, que ayer volvió a subir, es un reto ineludible, y el panorama puede ensombrecerse aún más si en las comunidades autónomas que han cambiado de manos empiezan a aflorar cifras de déficit supuestamente maquilladas y fácilmente imputables a los gobiernos anteriores.

Los más optimistas de entre los dirigentes socialistas --hace falta una notable presencia de ánimo para mantener el optimismo en las circunstancias actuales-- sostienen que el PSOE ya ha pagado el precio de la crisis y los planes de ajuste y que con el mutis de José Luis Rodríguez Zapatero y la aparición en escena de un nuevo candidato se podrá poner el contador a cero y crecerán las expectativas del partido. Lo que se necesita, apuntan, es tiempo para digerir el mamporro y articular un proyecto más o menos viable.

UN SOLO ASPIRANTE Que la articulación de ese proyecto vaya a pasar por unas elecciones primarias es algo que cada vez está menos claro. El trámite formal se mantendrá, eso sí, y, en la reunión que el comité federal del PSOE celebrará este sábado, el secretario de organización, Marcelino Iglesias, propondrá que las primarias tengan lugar en verano. Ahora bien, para que haya efectivamente elecciones internas debe haber al menos dos candidatos. Y quienes consideran que el partido está tan maltrecho que difícilmente aguantaría la tensión de unas primarias --el anunciado pulso entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón-- están presionando ya para que no haya dos candidatos, sino uno solo; y que ese uno sea el vicepresidente.

Pero es que tampoco hay unanimidad en el PSOE sobre la conveniencia de agotar la legislatura. El extremeño Guillermo Fernández Vara, el único barón socialista que consiguió el domingo salvar los muebles (puede conservar la presidencia de la Junta si pacta con IU), dijo ayer en voz alta algo que cada vez más dirigentes del partido piensan: que Zapatero no puede seguir gobernando "tranquilamente" y que si él estuviera "en el pellejo" del presidente se plantearía un adelanto electoral.

OPINION COMPARTIDA No es una opinión aislada en las filas socialistas. En la reunión de la ejecutiva del PSC se produjeron ayer varias intervenciones favorables a la convocatoria anticipada de los comicios. Y la corriente Izquierda Socialista solicitó que "se estudie" la opción del adelanto electoral. Si el runrún crece hasta minar la cohesión interna del partido, Zapatero tendrá problemas para aguantar la presión externa. Que será bárbara.

Lo dejó ayer bien claro Mariano Rajoy. El líder del PP vino a decir que después del triunfo del domingo ha militarizado a los suyos con el objetivo de forzar la capitulación del líder socialista y poder llegar de esta manera a la Moncloa antes del plazo establecido. Si para conseguirlo hay que alimentar las dudas sobre la economía española, pues se hace. "En Europa y en España hay incertidumbres" que el Ejecutivo no puede disipar por su incapacidad, señaló Rajoy. Y eso, en el contexto de un discurso en el que hizo reiteradas llamadas a la prudencia, lo que da una idea de la ofensiva político-mediática que se avecina.

Claro que, si alguien tiene en su mano la capacidad de propiciar un adelanto electoral, son los grupos en los que se apoya el PSOE para sacar adelante las votaciones decisivas en el Congreso. Y ahí sí puede moverse algo. Dos son los socios estables con los que cuentan los socialistas: el PNV y Coalición Canaria (CC).

ADVERTENCIAS El máximo responsable de los nacionalistas vascos, Iñigo Urkullu, lanzó ayer una salva de advertencia al calificar de "aventurado" el anuncio por parte de Zapatero de que no habrá elecciones anticipadas. Que esté todavía pendiente de concretarse el segundo bloque de las transferencias pactadas entre el Gobierno y el PNV puede ser una baza a favor de la continuidad del acuerdo parlamentario que mantienen actualmente ambas fuerzas, pero los peneuvistas pueden sentir la tentación de cobrarse algún tipo de peaje político en el embrollado mapa municipal surgido de las elecciones del domingo.

Por lo que respecta a CC, las negociaciones para formar gobierno en las islas serán determinantes. El PP es la fuerza más votada y exige la presidencia, pero el PSOE podría brindársela a CC. El precio está claro.