El mes de julio que acaba de dejar atrás el calendario ha pasado ya a formar parte de la historia negra de Extremadura en lo que a accidentes de tráfico se refiere. No en vano en sólo 31 días las carreteras de la región se han cobrado 24 vidas, la mayoría de jóvenes que no habían cumplido los 30 años.

Este terrible dato --con una media de una muerte en la carretera cada 31 horas-- hace que acabemos de despedir al peor mes de julio de toda la historia en este sentido y, por supuesto, el peor periodo en lo que va de año. El triste récord (de julio) estaba hasta la fecha situado en 23 víctimas y databa de 1993. Además, se ha quedado muy cerca de los peores registros también en términos absolutos.

Y es que los peores meses --desde que en 1980 se unificaran los sistemas de registro de accidentes-- siguen siendo agosto de 1989 y septiembre de 1991, ambos con 32 víctimas.

Lo peor de este mes de julio fue su inicio, puesto que sólo en los primeros doce días se registraron 18 muertes en accidentes de tráfico, y 12 de las vidas que se perdieron eran de jóvenes de menos de treinta años. Asimismo, se da la circunstancia de que se están produciendo menos accidentes que en años anteriores, pero están siendo mucho más terribles en sus consecuencias.

Los peores momentos se vivieron sin duda durante el fin de semana del 9 al 11 de julio, un intervalo de tiempo en el que fallecieron trece personas pese a que sólo se produjeron tres accidentes graves.

El peor accidente

El peor de todos tuvo lugar a media tarde del 11 de julio en la A-5, a la altura de Mérida. Según los datos que trascendieron entonces, un Mercedes se saltó la mediana y chocó frontalmente contra un Skoda, al que embistió destruyendo todo lo que había por encima del volante. El golpe se saldó con la muerte de los cuatro jóvenes que viajaban en el Skoda, dos matrimonios residentes en Leganés, y también perdió la vida una mujer de 47 años que viajaba en el Mercedes.

Ese mismo día, pero a las cuatro de la madrugada, un coche con cuatro jóvenes de entre 18 y 19 años en su interior --uno de Almaraz, uno de Belvís y dos de Navalmoral de la Mata-- chocaba contra el talud que anuncia la llegada a la localidad cacereña de Belvís de Monroy. Los cuatro fallecieron en el acto, provocando una gran conmoción en la zona de Campo Arañuelo. Se da la circunstancia de que uno de ellos era el hijo del alcalde de Belvís.

El tercer accidente mortal de ese horrible fin de semana se registró el viernes 9 de julio en Ribera del Fresno. En un choque frontal de dos vehículos perecieron carbonizadas tres personas de una misma familia y un repartidor.