Los aeropuertos españoles fueron recuperando ayer poco a poco el aliento tras la brutal sacudida causada por la huelga salvaje de los controladores del pasado viernes. Un total de 335.000 pasajeros pudieron realizar sus viajes en avión desde las 15.00 horas del sábado, cuando se reabrió el espacio aéreo español, hasta las 20.00 horas de ayer, según datos de AENA.

A lo largo del día, las cosas iban bien y cada vez mejor. Las aerolíneas se reorganizaron con diligencia y los 4.060 vuelos (2.470 hasta las 19.00 horas) previstos en toda España salían y llegaban con relativa fluidez, solo empañada por un índice de retrasos --por lo general de entre 60 y 90 minutos-- algo por encima de lo normal. Las 165 cancelaciones registradas se concentraron a primera hora de la mañana, cuando varias compañías mantenían aún suspendidas sus operaciones

Además de recomponer el puzle de sus operaciones, las compañías afrontaban ayer el gigantesco reto de recolocar tanto plan frustrado, tanto sueño roto, tantas vacaciones heridas de muerte. Y los ciudadanos hacían gala, por lo general y pese a alguna sonora excepción, de una paciencia franciscana.

CONTANDO LAS COLAS Fuentes aeroportuarias reconocieron que para reubicar a los pasajeros que han decidido continuar su viaje aún harán falta días y mucha paciencia. Susana y Alicia llevan ya hasta 12 colas. Tendrán tiempo de hacer más y de pasear en zapatillas, ya que les han dicho que no podrán volar a Guatemala hasta el viernes. Viven con todo su equipaje en los pasillos, economizando al máximo y con los bocadillos que ha repartido la Unidad Militar de Emergencias. Muchos afectados en toda España se disponen a abrir el frente judicial, como una plataforma que reúne a 2.000 viajeros frustrados en Barajas y que ha anunciado que reclamará 10.000 euros de indemnización por pasajero a los controladores y a los responsables subsidiarios.