Los féretros de los siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) asesinados el sábado en Irak fueron repatriados ayer a Madrid y recibidos por sus familias en la base aérea de Torrejón de Ardoz en un acto frío, sin honores y bajo una intensa lluvia. No se habilitó uno de los varios hangares vacíos para el acto religioso. Los vicepresidentes del Gobierno Rodrigo Rato y Javier Arenas acompañaron a las familias. Rato repitió las palabras de Aznar de que "España mantendrá sus compromisos en la lucha contra el terrorismo internacional" y no olvidará el sacrificio de los fallecidos.

INTENSA LLUVIA El avión Airbus A-310 del Ejército del Aire que trasladó los féretros desde Kuwait, a donde habían sido evacuados en un Hércules desde Bagdad, aterrizó a las 19 horas en Torrejón. Bajo una intensa lluvia, las siete viudas y nueve huérfanos se apretaban junto a otros familiares sobre la pista. Sus lágrimas sólo eran perceptibles a través de los teleobjetivos de las cámaras.

Un paso delante de las familias se alineaban el vicepresidente primero, Rato; el segundo, Arenas; la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio y la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre. Después, la cúpula militar, con el almirante general Antonio Moreno Barberá a la cabeza. Por los altavoces sonaba musica de ambiente. "Es música relajante", dijo una suboficial encargada del dispositivo. "No habrá honores militares, ni marcha fúnebre ni himno español porque no tenemos banda".

El avión se aproximó. Tras el ministro de Defensa, Federico Trillo y el director del CNI, Jorge Dezcallar, descendió el agente que sobrevivió al ataque, José Manuel Sánchez Riera, quien no traía vendajes visibles. "Tiene algunas heridas, magulladuras, en el costado, pero está bien", dijo una persona que viajó con él. Minutos después abrazó a su esposa y tres hijos, que le esperaban.

Los féretros fueron sacados de la bodega del avión, cubiertos por la bandera de España. Fueron empujados sobre unos túmulos rodantes por soldados y agentes del CNI hasta colocarlos ante las familias. El cura castrense rezó un responso. Después, fueron cargados en los furgones y llevados al hospital militar Gómez Ulla, donde se les practicará la autopsia y quedará instalada la capilla ardiente. El funeral será en la sede del CNI.