Los controles que realizan los guardias civiles actualmente en las carreteras son peligrosos, no son efectivos y provocan que varios municipios se queden sin vigilancia de la Benemérita. Así de crítica se mostró ayer la Asociación Unificada de Guardias Civiles en Extremadura (AUGC), que, además, aseguró que "la mayoría de las veces los agentes no conocen a qué van".

Según indicaron a este diario representantes de la asociación, cerca del 80% de los controles que se realizan en la comunidad extremeña se hacen en tramos de vía con una iluminación insuficiente y con escasa visibilidad, lo que entraña un importante riesgo para la integridad física de los agentes.

Pero estas críticas no son una novedad. Los agentes aseguran que esta situación se ha denunciado reiteradamente a los mandos, "que hacen caso omiso".

En cuanto a la señalización que se utiliza en este tipo de servicios la asociación sostiene que es correcta, aunque considera que sería necesario contar con más señales, principalmente luminosas, que permitieran reducir las situaciones de peligro.

Para llevar a cabo un control de este tipo, los guardias civiles instalan señales de límite de velocidad de 80, 60 y 40 kilómetros por hora, así como una señal de control, a lo que hay que unir el alto que suele dar a los vehículos uno de los agentes. Pero la mayoría de las veces el tráfico no se llega a cortar para instalar y quitar la citada señalización, sólo cuanto actúa el núcleo de servicio --los agentes especializados-- se corta la carretera en ambos sentidos.

Los controles, indica la asociación, deben tener un número mínimo de ocho agentes y los realizan las parejas que están de servicio en los pueblos, por lo que algunos municipios se quedan sin vigilancia. Por ejemplo, un control en el municipio cacereño de Valdesalor supone que cuatro poblaciones se queden sin vigilancia --sólo en febrero se han realizado unos 60 controles en la provincia cacereña y la mayoría de ellos, sostiene AUGC, suelen ser rutinarios--.

Desde la asociación advierten también que los controles de alcoholemia conllevan el mismo peligro, a lo que se añade que se realizan con un número reducido de agentes, ya que sólo actúan tres o cuatro.