Antonio lleva 20 años en las vegas del Guadiana tratando de sacar adelante su explotación de frutales. En total, cerca de 12 hectáreas repartidas en dos fincas. Dos décadas combatiendo contra las plagas, contra la bajada de precios de los productos, contra el aumento de costes, contra la cada vez más exigente normativa fitosanitaria o contra la sequía. No pensaba que el agua, ese bien tan anhelado en las últimas campañas agrícolas ante la falta de precipitaciones, iba a convertirse ahora en su peor enemigo.

La cadena de desembalses llevada a cabo por la Confederación del Guadiana en los pantanos de la cabacera del río en Extremadura --Cíjara, García Sola y Orellana, principalmente-- originó una crecida del río que ha anegado decenas de explotaciones. Principalmente son producciones de frutales, pero también hay cereal o espárragos, entre otros. "Me ha cogido seis hectáreas completas. El agua ha entrado incluso en la vivienda", explica este fruticultor de Valdivia. El río llegó a cubrir completamente sus árboles adultos. Alcanzó los dos metros de altura dentro de la propia tierra de cultivo. Y puede haber dado al traste con el grueso de su producción: unos 20.000 kilos por hectárea. "El árbol que ya estaba florecido, no dará nada, el agua se ha llevado la flor. Y el que no lo había hecho, ya veremos. Es demasiado pronto para ver los daños reales. Hasta que no baje todo el río...", explicaba ayer, tras una jornada retirando los plásticos de los árboles más jóvenes, "para evitar que se cuezan".

"Es pronto", coincide Vicente Guerrero, perito agrónomo de la zona. El ya ha visitado algunas de las fincas afectadas. Puede haber más de una veintena solo en el entorno de Valdivia, según sus primeras estimaciones. Aguas abajo, siguiendo el curso del Guadiana, otros muchos productores han visto sus tierras anegadas, especialmente cerca de Don Benito, de Villanueva, de Medellín.

Las organizaciones agrarias han comenzado los trabajos para realizar las primeras valoraciones. "Las pérdidas son millonarias, sin duda alguna", asegura Bibiano Serrano, responsable de Apag Extremadura. Porque los daños pueden ser más graves de lo que se puede pensar a priori. Algunos árboles no serán productivos este año, pero podrían recuperarse para la siguiente campaña. Otros habrá que arrancarlos y sustituirlos por plantones nuevos porque el exceso de agua provocará el pudrimiento de sus raíces.

Pero la peor parte se la puede estar llevando el cereal de invierno: el trigo, la cebada, la avena, el centeno (que suman más de 217.000 hectáreas en producción en Extremadura). La asfixia reticular --la podredumbre de la raíz y el tallo-- comienza a extenderse en las explotaciones por la excesiva humedad del suelo. "Buena parte de la cosecha se ha perdido", afirma Serrano. Y también la aceituna se ha visto mermada: Apag estima en un 30% las perdidas sobre la producción prevista, especialmente en lo que se refiere a la Denominación de Origen Monterrubio, donde la cosecha es más tardía.

Espárragos y regadíos

También diversas explotaciones de espárrago, de las Vegas del Guadiana, se han visto anegadas por el río. "El agua puede haber arrastrado los lomos donde crece el espárrago, dejando las raíces al descubierto y estropeando el producto", comenta Vicente Guerrero.

Bibiano Serrano advierte, además, que los cultivos de regadío están en peligro si en los próximos 15 días siguen las lluvias. Según explica, las labores de labranza para la siembra de tomate ya deberían haber empezado, "pero no se va a poder hacer porque no deja de llover". Lo mismo sucede con el maíz y el tabaco. "Todo se va a retrasar y habrá pérdidas". No solo en la producción, también en jornales.

Desde Agroseguros, su director en Extremadura, Jesús Cano, asegura que de momento han recibido pocos partes. "Hay que ver cómo evoluciona la situación. Puede que haya unas pocas explotaciones afectadas o que los daños se extiendan. Pero todo depende de cómo evolucione el tiempo", apunta. Otro factor a tener en cuenta, en este sentido, es que el grado de contratación de seguros en regadíos y frutales es "muy alto, prácticamente todas las producciones están cubiertas". No ocurre lo mismo con el cereal o el olivar, donde el tipo de seguro suscrito de forma mayoritaria no cubre este tipo de fenómenos (inundaciones y exceso de agua). "Buscan seguros más baratos, que solo cubren contra pedrisco e incendios", agrega Cano.

Por otra parte, las organizaciones agrarias y los propios agricultores ya han lanzado las primeras críticas contra los desembalses realizados por la Confederación del Guadiana, a la que responsabilizan de las inundaciones de cultivos en las Vegas Altas. "Ha sido una irresponsabilidad y tendrán que responder por ello", advierte Angel García, presidente de Asaja Extremadura. "No lo han hecho muy bien", coincide Antonio, el agricultor de Valdivia.

También la ganadería está damnificada, pero por la lluvia. Si el suelo no puede absorber todo el agua que ha caído, el pasto apenas crece y los ganaderos tienen que seguir dando pienso a los animales. Además, tanta humedad favorece la proliferación de enfermedades, aumentando el gasto sanitario. "Las ovejas pueden sufrir la enfermedad del pedero, un parásito que se mete en las pezuñas de las ovejas y les provoca cojera", explica Angel García, quien recomienda aplicar balsas de formol al ganado para prevenir este problema.