Para este jubilado y pensionista, que los empresarios no declaren todos sus ingresos es algo que no interesa a las instituciones, y, por tanto, "es un dato que estaba claro al margen de lo que publique cualquier informe".

Según opina, el fraude empresarial es algo general, aunque hay empresarios que son legales y respetan las normas. No obstante, hay otros que intentan escabullirse del control de la Administración.

Cree que lo normal es que las grandes empresas, al ser más poderosas y contar con más medios y recursos, son más propensas a cometer actos que conllevan al fraude.

Sin embargo, cuando se le pregunta si alguna vez había dicho que no quería factura cuando le arreglan o compra algún aparato o mercancía, afirma que "lo prefiero sin factura porque es mejor para mí, ya que me ahorro el porcentaje que pago del IVA sobre el producto", por lo que no le importa reconocer que, indirectamente, él también favorece el fraude y que es algo que no solo incumbe al empresario.

Como soluciones al problema considera necesaria una mayor vigilancia y un mayor control para que cada uno pague justamente según le corresponda y no se escape a la ley. También afirma que reducirles el número de impuestos podría ser una solución que eliminara o, al menos, redujera los niveles del fraude, aunque no se muestra partidario a ello.