NACIO EN: IBAHERNANDO (CACERES) EL 25 DE MAYO DE 1949 TRAYECTORIA: LICENCIADO EN DERECHO Y DIPLOMADO EN MAGISTERIO, PERTENECE AL CUERPO TECNICO SUPERIOR DE LA SEGURIDAD SOCIAL. FUE DIPUTADO ENTRE 1982 Y 1999. CUMPLE SU SEGUNDA LEGISLATURA EN EL PARLAMENTO EUROPEO

El eurodiputado extremeño Alejandro Cercas es ponente de la actual directiva sobre la ordenación del tiempo de trabajo. Hace tres años fue el encargado de sacar adelante una primera propuesta, que la semana pasada fue devuelta por los ministros de Trabajo de la UE "totalmente" modificada. Ahora también será quien trate de conseguir los apoyos suficientes para que la Eurocámara rechace el borrador enviado por el Consejo.

--¿Es optimista con vistas a conseguir un cambio en la propuesta de directiva?

--Soy realista. Sé que es difícil pero también que es posible. Cuando hice la primera lectura de esta directiva en el parlamento conseguí que más de cien miembros del Partido Popular Europeo votasen el informe, y logré una mayoría cuando la Comisión y el Consejo pensaban que no la iba a obtener. En el Parlamento Europeo hay muchos que estamos decididos a que no se retroceda en el modelo social europeo y a que Europa sea una construcción económica, por supuesto, pero también política y social.

--El máximo de 48 horas semanales vigente hasta ahora en Europa fue aprobado en 1917 y ahora pasamos hasta las 65, ¿estamos retrocediendo al XIX?

--Yo creo que sí, y no solo por la cifra de horas. Hay algo mucho más terrible en lo que aprobó el Consejo: que un Estado miembro pueda aprobar una ley por la que todos sus trabajadores están facultados para renunciar a sus derechos de jornada máxima. Este era el principio básico de las relaciones laborales antes de que se inventasen el derecho del trabajo y los sindicatos: la relación entre el trabajador y el empresario era bilateral, por lo que podían pactar cualquier horario y cualquier salario. No había ninguna norma o convenio. Y durante el siglo XX se ha construido una rama del derecho, que es el laboral, que trata de salvaguardar los derechos de los trabajadores, que son intocables. Ahora quieren que puedan renunciar a su jornada pero mañana también pueden decir que haya un opting out sobre los salarios o que se renuncie a las medidas de higiene y seguridad en el trabajo. Es como si en el derecho civil dijéramos que uno es libre de ser esclavo de otro. Hay ciertas normas que obligan por encima de la libertad de las personas. La jornada máxima legal no puede ser derogada ni siquiera por la voluntad del trabajador. De lo contrario, habremos aceptado el principio del fin de todo el derecho del trabajo moderno.

--Sarkozy, que ha dado el visto bueno a este borrador, repetía a menudo en su última campaña electoral que lo que había que hacer era ´trabajar más para ganar más´...

--Aunque sea uno de los grandes responsables de lo que ocurrió el lunes pasado en el Consejo, Sarkozy quiere romper el tope de las 35 horas, pero añadiendo horas extraordinarias. De hecho, Francia hizo una declaración en el Consejo diciendo que nunca aplicará estas normas. Esto está muy por encima del peor de los escenarios de Sarkozy, que discute con la izquierda francesa si se trabajan solo 35 horas o entre 35 y 48.

--De aplicarse esta directiva, ¿no se convertirán algunos países en ´paraísos´ laborales para las empresas?

--Esto va a generar un mercado de trabajo a dos velocidades en la UE. Habrá países como España, Francia o Italia que tienen unos movimientos sindicales y una opinión pública fuertes que nunca aceptarán jornadas de 65 o 70 horas. Pero hay otros donde casi no existen los sindicatos, como los del este de Europa, o donde las sociedades están desarmadas frente a estos demagogos del ultraliberalismo. Lo que hay es un deseo explícito de que Europa acepte una competencia sin límites, no entre las empresas, sino entre los Estados. Que estos acepten rebajar los estándares sociales para adquirir ventajas competitivas. Yo veo a algunos colegas que se frotan las manos porque ahora podrán ofrecer a las empresas un territorio donde se trabaje 70 horas a la semana y donde se gane menos dinero, lo que les permitirá ser más competitivos. El consejo ha abierto el camino para que haya un dumping social y una competencia desleal entre Estados.

--Pero hay quien dice que solo con medidas como esta se puede competir con los países emergentes...

--Ese es el fondo del problema, que aquí hay gente que piensa que Europa tiene que diluirse en la globalización y competir a cara de perro, porque si no, nos van a ganar los países emergentes. Pero nunca podremos competir con ellos en malas condiciones de trabajo. Siempre habrá alguien que lo hará peor que nosotros. Debemos ser un ejemplo para esos países, no esos países para nosotros.

--Si la directiva se aplicase tal y como recoge está propuesta, ¿cómo afectaría a España?

--En cuanto a la jornada máxima, sería difícil que nos afectase de forma directa, porque eso exigiría que el parlamento aprobase una ley autorizando el desestimiento individual. Sin embargo, sí que podrían llegar a España trabajadores con jornadas larguísimas porque hubiesen renunciado a la jornada máxima en sus países de origen, con lo que habría una competencia desleal incluso en el interior de España. Además, las empresas españolas perderían competitividad frente a países que están dispuestos a permitir estas jornadas. En cuanto a los médicos, si un hospital o una clínica se negase a pagar las horas de guardia, ganaría cualquier pleito, porque estarían cubiertos por una directiva que, en este caso, no es habilitante sino directamente aplicable.

--Si España está tan en contra de esta directiva, ¿por qué se abstuvo en lugar de votar en contra?

--Era más fácil conseguir un bloque de países por la abstención que por el no. Es preferible tener seis países en la abstención que dos negativos, porque pesan más. No tengo ninguna duda sobre el excelente papel que ha jugado el ministro español.