Los máximos dirigentes de Rusia y de Alemania coincidieron ayer en condenar el ataque de EEUU a Irak y en pedir el fin de las hostilidades.

El más contundente fue el presidente ruso, Vladimir Putin, quien calificó la acción de "totalmente injustificada". Dijo que constituye un "grave error político" y reclamó el "fin rápido" de la guerra. Según Moscú, el ataque de EEUU representa un desafío a la ONU y un intento de "destruir el sistema vigente de relaciones internacionales".

El líder ruso añadió que Moscú continuará los esfuerzos para resolver la crisis en el marco del Consejo de Seguridad de la ONU. "Si permitimos que el derecho internacional sea sustituido por el derecho del puñetazo, que siempre da razón al más fuerte, cuestionaremos el principio de la ley internacional, que es la inviolabilidad de la soberanía de los estados", dijo Putin.

El jefe del Gobierno alemán, Gerhard Schröder, señaló también que el ataque a Irak es "una decisión equivocada", añadió que ahora no es el momento de "atribuir culpas ni señalar fallos" y prometió ayuda para paliar los daños.

Schröder subrayó que trató de "impedir la guerra, hasta el último momento" y pidió el fin de las hostilidades "lo antes posible". El canciller se declaró convencido de que hay "otra manera de desarmar al dictador: la vía de la ONU".