La elevada presencia de excrementos de perros en las calles y parques de la región se empieza a convertir en un problema preocupante para los ayuntamientos y no sólo por sus connotaciones estéticas, sino también por sus repercusiones económicas y sanitarias, ya que los parásitos intestinales de los animales pueden provocar enfermedades de diversa índole en los humanos, especialmente en los niños y las personas de riesgo, entre ellas ancianos y mujeres gestantes. Pero, aunque todos los ayuntamientos muestran su preocupación por el problema, no todos están concienciados a la hora de poner soluciones.

Las normativas municipales contemplan, dependiendo del municipio, sanciones que oscilan entre los 30 y los 750 euros para los dueños de perros que defequen en la calle. Pero no suelen aplicarse, principalmente porque, aseguran las policías locales, "es muy difícil cogerles in fraganti ".

Los últimos estudios veterinarios calculan que en la comunidad extremeña hay cerca de 120.000 perros con dueños, de los que el 30%, unos 36.000, pueden estar parasitados --principalmente los animales jóvenes y los que no tienen un control sanitario periódico--. Un porcentaje que se incrementa considerablemente si se contabilizan los canes abandonados.

LAS CIFRAS Las heces de los animales de compañía son un material biológico altamente contaminante, donde los parásitos pueden residir durante largos periodos de tiempo. La población extremeña de perros con propietarios puede generar al año 4,3 millones de kilogramos de excrementos, de los que el 70%, unos 3 millones de kilos, se depositan en la calle. Sólo el 40% de las cacas son recogidas por los dueños, el resto --1,8 millones de kilos-- se queda en las calles y parques de la región.

Como curiosidad, limpiar de excrementos una ciudad como París, con cifras próximas a las que se dan en el total de la región, le cuesta a su consistorio unos 11 millones de euros. En Extremadura, según los ayuntamientos, es difícil cuantificar el dinero que se destina a ello, ya que sólo en Cáceres existe una partida específica, pero todos coinciden en que la limpieza de excrementos caninos se lleva "un buen pellizco" de las arcas municipales.

El ayuntamiento cacereño es el más concienciado con este problema. Dispone de un presupuesto para ello que ronda los 85.000 euros anuales, con el que se intenta cubrir toda la ciudad. En este sentido, el servicio de limpieza cuenta con una brigada de tres peones especialistas y tres motocán , unos vehículos que aspiran las heces y que suelen recoger una media, cada uno, de 25 kilos diarios. Al año, según indican desde la empresa concesionaria de la limpieza, se recogen unas 22 toneladas de excrementos en Cáceres, una cifra que sería mucho más elevada si se contabilizaran las heces que limpian el resto de los operarios municipales.

Además de este servicio, la ciudad tiene 11 pipí-can en diferentes puntos, pero que, según los operarios de limpieza, "se utilizan muy poco".

Otro de los municipios concienciados es el de Mérida, cuyo ayuntamiento emplea al año más de 23.000 euros en una motocán que se encarga sólo de la limpieza de los 8 pipí-can que hay en la ciudad y de la zona turística --la capital extremeña cuenta también con 25 papeleras con bolsas repartidas por la ciudad para que los dueños de los perros recojan las cacas--.

El vehículo habilitado para ello recoge una media de 60 litros diarios, ya que la máquina mezcla los excrementos con líquido para luego arrojarlos a la depuradora de aguas residuales. No obstante, el volumen de excrementos que se limpian a diario es mayor, ya que aquí no se contabiliza la recogida del servicio de limpieza en toda la ciudad. En cuanto a las sanciones, la normativa municipal contempla multas de hasta 750 euros, según informa J. Alvarez.

CURIOSIDADES EN BADAJOZ El caso de Badajoz es el más curioso. El municipio más grande de Extremadura y el que cuenta con una mayor población canina no tiene nada en este apartado. El ayuntamiento no dispone de vehículos especiales de limpieza como en Cáceres o Mérida, ya que asegura que "no son efectivos". Pero, además, en la ciudad no hay instalado ningún pipí-can, aunque el ayuntamiento los compró en la época del

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