"En el campo siempre ha habido sectores en crisis, pero cuando uno ha estado mal, otro te ha sacado adelante. Lo peor de este año es que no tenemos alternativa. Yo tengo cochinos, ovejas y vacas y nada está siendo rentable". Luis Laso tiene 45 años y dos explotaciones ganaderas en la localidad pacense de Barcarrota. En una cuenta con unas trescientas ovejas y medio centenar de vacas. En la otra, de porcino, hay 18 reproductoras y capacidad para criar unos 300 cochinos al año.

Luis empezó a trabajar en el campo con 12 años, ayudando a su padre. En más de tres décadas dice que nunca ha visto tan en peligro la continuidad de su explotación como ahora. "Si haces algo es porque ganas para la manutención de tu familia. Si dejas de ganarlo, lo tienes que dejar sin más remedio". Y es que las cuentas no le salen. Especialmente en el caso del porcino: "Las ovejas se pueden mantener de otra manera, con lo que cojas del campo, sembrándoles. Las vacas lo mismo, aunque tengas que quitarte de en medio los terneros por 60.000 pesetas, el mismo precio que tenían hace veinte años. Pero el cochino es solo a base de dinero: pienso, pienso y pienso".

Este ganadero explica que los trescientos cerdos que ceba al año consumen en torno a 300.000 kilos de pienso. Al precio que está ahora, eso supone un desembolso de unos 90.000 euros solo en alimentación. "Lo que saque cuando los venda, con un poco de suerte y si no se ha muerto ninguno, serán 72.000. El resto lo tengo que coger de mi bolsillo. Ni puedo, ni estoy dispuesto". Hace un año el kilo de pienso lo compraba a 21 céntimos. Ahora a 30. Hace un año un cochino de campo se lo pagaban a entre 300 y 330 euros. Ahora, a 240 "o menos". "Los cochinos cada semana se vienen abajo y los piensos terminados nos los están subiendo, antes porque estaban los cereales caros, ahora porque la soja ha subido. Lo que le escuchas a todos los compañeros es que alguien se está haciendo rico".

De hecho, este ganadero, que también es secretario comarcal de UPA-UCE, ha tomado ya una determinación: sacrificará a las cochinas y dejará de cebar "porque ya no es rentable".

Una de sus dos fincas la adquirió hace solo tres años. "Llevábamos unos años muy buenos y tenía la ilusión de seguir adelante. Me tuve que meter en el banco para comprarla y ahora me las estoy viendo, lo mismo que todos los compañeros que se han metido en 40 y 50 millones de pesetas para hacer explotaciones para ahora tenerlas vacías", explica. Es más, hace dos años solicitó a la Junta una ampliación para incrementar su producción de porcino. "Dentro de poco me vendrá aprobada, y no sé que es lo que voy a hacer. Cuando hice la petición los animales valían dinero. No se veía que la cosa pudiese venirse abajo de esta manera. Me he gastado ya seis mil euros en proyectos, pero estoy dispuesto a perderlos antes de meterme en algo que necesita veinte millones más y que no es rentable".

Pero para Luis la cosa no se reduce solo a un tema económico. "Quería montar esto porque tenía la ilusión de que mi hijo se incorporase conmigo". Con 16 años, aún el instituto, él tenía la idea de seguir adelante con la explotación familiar. "Me da mucha pena tener que decirle: ´Coge otra cosa porque el campo no es rentable´".

Este ganadero lamenta que cuando se habla del sector ibérico en Extremadura solo se tenga en cuenta el alimentado con bellota y no al de cebo "que está pasando por una crisis grandísima". "La mayoría de los pequeños y medianos ganaderos no tenemos fincas con monte y los tenemos que cebar". En precios, señala que el ibérico de cebo se está vendiendo igual que el intensivo criado en otras regiones, a pesar de que el extremeño recibe productos naturales y "es cochino de campo aunque no tenga bellota". A su juicio, los políticos no se están dando cuenta de los problemas de este sector. "Yo les preguntaría si piensan que tenemos que desaparecer. Y si es así, que nos lo digan y que no nos torturen más, porque la verdad es que esto es una tortura".

¿Y si no es el campo? "Es lo que llevo haciendo toda la vida. Otra cosa no sé hacer".