"¿Quién no ha sentido la necesidad de tener una muestra de cariño hacia su pareja en plena calle? Cogerse de la mano, darse un beso, hacerse una caricia... Nosotros no podemos hacerlo sin que nos miren de una forma distinta, o incluso nos insulten. Pero eso no sólo pasa en Extremadura. Eso ocurre de Barcelona para abajo. Y es muy duro, pero es así." Quien se muestra así de contundente es Rafael, un gay de un municipio próximo a la capital cacereña que asegura que su relación de pareja es de las más antiguas de Extremadura. Pero, aunque insiste en que su entorno y el de su pareja lo tienen asumido, ha pedido que no aparecieran sus verdaderos nombres en este reportaje.

Para elaborar esta información EL PERIODICO contactó con 18 parejas extremeñas de gays y lesbianas de diferentes puntos de la región, a fin de mostrar la realidad de las parejas de hecho homosexuales. Pero muy pocos aceptaron aparecer con sus verdaderos nombres y salir en las fotografías que ilustran el reportaje. Para unos el entorno familiar y para otros el laboral son las razones que les impiden mostrar públicamente su condición sexual.

El cambio

En los últimos años se ha notado en la región un importante cambio. Los homosexuales han salido a la calle por segundo año consecutivo para celebrar el Día del Orgullo Gay, existe un ciclo de cine gay de reconocido prestigio nacional, el colectivo extremeño de gays y lesbianas cada vez está más presente en los medios de comunicación, empiezan a gestarse otros movimientos asociativos en diferentes puntos de la región, el próximo curso la universidad impartirá cursos y seminarios con temática homosexual, hay un teléfono de información... Incluso el presidente de la Junta de Extremadura aseguró hace poco en Cáceres que no pasará mucho tiempo para que todos veamos normal que un niño tenga dos padres o dos madres. Pero, ¿qué falta todavía para que las palabras de Ibarra sean una realidad? Unos aseguran que un cambio profundo en la sociedad extremeña, otros que un duro trabajo de concienciación en el entorno privado de las parejas homosexuales.

Las experiencias

Andrés y Marcos son pareja de hecho desde hace ocho años. Conviven en Mérida, en donde dirigen un negocio propio y, aunque aseguran no haber tenido trabas en el entorno en el que se relacionan, prefieren mantener su identidad en el anonimato, por lo que han pedido que les sean cambiados sus nombres

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