Andrés Ramos estaba sin trabajo. A sus 26 años, este vecino de Navalmoral de la Mata había terminado ya el magisterio en Educación Física y había estado trabajando una temporada como educador social en uno de los pisos tutelados de la Junta de Extremadura. Pero ahora estaba parado, se enteró de que con solo presentar el documento de identidad en su ayuntamiento podría entrar a trabajar en la parada de la Central de Almaraz y no lo dudó: "Era una oportunidad, porque se gana bastante dinero en poco tiempo y, debido a la crisis, no había muchas esperanzas de encontrar empleo en la zona".

Andrés ha sido contratado para echar una mano en la zona de acceso del edificio de contención, donde está el reactor. "Limpiamos pasillos y zonas de paso, nos encargamos de llevar el vestuario usado y contaminado a la lavandería, y de reponer el vestuario limpio", explica.

Apenas 10 días después de iniciar esta nueva experiencia --es uno de los novatos--, ya se atreve a hacer un primer balance: "La experiencia es muy buena, porque aprendes, conoces gente, el ambiente es muy bueno y ganas algo de dinero".