Greenpeace señala que este año se ha detectado un grave problema en la central cacereña. Concretamente, se habría descubierto que no funcionaba correctamente "desde hace años" el sistema que informaba del nivel de agua del generador de vapor. Los ecologistas recuerdan que si se hubiese producido un déficit de agua se podría haber sobrecalentado el núcleo y se habría reducido la eficiencia de la central. Se da la circunstancia de que el año pasado Almaraz superó 37 inspecciones, al menos una de las cuales incidió precisamente en el generador de vapor. "Que no encontrasen nada demuestra que las inspecciones vigilan lo mínimo posible", añade.

Por otra parte, Greenpeace lamenta la reducción de personal en todas las centrales --en Almaraz se está acometiendo un expediente de regulación de empleo-- y la achaca a la reducción de costes de las empresas eléctricas. Sin embargo, advierte de que la falta de plantilla y su, en ocasiones, escasa preparación dispara los fallos de seguridad en las centrales de todo el país.