"Suerte de Saavedra no es un barrio marginal, sino un barrio de segunda con problemas creados por 20 familias que complican la convivencia a 8.000 vecinos y con graves carencias en los servicios; Los Colorines sí", manifiesta Antonio Chacón, presidente de la Asociación para la recuperación de ambas barriadas. El ha vivido en las dos y las conoce bien: "En Suerte de Saavedra los vecinos son familias trabajadoras y los conflictos se generaron con algunos realojos realizados hace 15 años. Los problemas son de empleo, de ausencia de servicios, de inundaciones". En Los Colorines la realidad es otra: "Es más conflictivo. Se mueve drogas y armas. Falta seguridad y sería necesaria una comisaría o un cuartel. Pero además los servicios son escasísimos y lo que se había logrado mejorar vuelve a deteriorarse, como lo de las drogas".