"Con el corazón en un puño y la moneda en el aire, estamos ante el sí o el no del derrocamiento del régimen iraquí por la armada invencible del poderío americano. Se abortarán, se dice, de un plumazo las fundadas sospechas de un futurible genocidio con armas químicas y bacteriológicas por las manos, nada escrupulosas, de Sadam Husein. Sobre el tablero mundial se viene cerniendo desde hace meses la determinación contundente del presidente Bush de cumplir su propósito, contra viento y marea, aunque haciendo hipotéticas concesiones. USA optará, en todo caso, por la guerra preventiva, foco de inquietantes presagios. Parece casi unánime la exigencia previa de un mandato o autorización de Naciones Unidas que pueda acreditar al menos la vigencia de un orden internacional".