"Es una zona por donde pasan muchos niños para ir al colegio, pero da lo mismo. Los coches siguen pasando igual o más rápido. No se han tomado medidas y los conductores cada día corren más". Es el testimonio de María Rosa, hija de Valentín, una de las más de 100 personas que cada año se convierten en víctimas de un atropello de tráfico en la comunidad autónoma.

El próximo 13 de abril se cumplirán dos años del accidente que estuvo a punto de costarle la vida a su padre. Entonces tenía 70 años y se encontraba sentado en un banco de un parquecillo en el barrio de Nuevo Cáceres. Allí le sorprendió un coche descontrolado, que invadió la zona verde y le arrolló dejándole en estado grave. El conductor, que fue detenido por la policía local, dio positivo en el test de alcoholemia con más del triple de la tasa permitida.

Valentín consiguió salvar la vida, aunque, como reconoce María Rosa, "todo ha cambiado; ahora no le dejamos ir solo a ningún lado". Sin embargo, en la familia se quejan de que no ha habido medidas para evitar que se vuelva a producir un accidente similar, ni por parte de las administarciones, ni por parte de la Justicia. "Aquí todo sigue igual", denuncia antes de recordar que el infractor, el hombre que estuvo a punto de matar a su padre, solo fue condenado a dos años y nueve meses de suspensión del permiso de conducir y un año de cárcel. "Eso no es suficiente, porque así no se arregla ni se convence de nada", agrega.

Además, por si fuera poco, afirma que la indemnización que han recibido ha sido muy pequeña, a pesar de "todo lo que hemos tenido que pasar toda la familia y lo que ha sufrido mi padre". Por eso insiste que hay que trabajar para que este tipo de sucesos no se repitan. "Habría que tomar nuevas medidas para que los conductores respeten las normas, para que no conduzcan bebidos ni vayan tan rápido. Incluso endurecer las penas para disuadirles. Pero aquí se habla y se habla, y nadie hace nada", afirma María Rosa.