El arzobispado de Mérida-Badajoz mantiene abierto el proceso de investigación para canonizar a 35 religiosos y un matrimonio de la diócesis que fueron asesinados en 1936. Así lo confirmó ayer María Jesús Grajera, delegada diocesana para las causas de los santos y notaria actuaria del proceso.

La iniciativa partió del propio arzobispo, Santiago García Aracil, y se puso en marcha en mayo del año pasado. Actualmente, según detalla Grajera, se está tomando declaración a los testigos de la muerte de los 35 sacerdotes y religiosos y el matrimonio laico, que se incorporó a la investigación recientemente. "En la mayoría de los casos son testigos ´de oídas´ --explica la delegada diocesana--, ya que los directos han fallecido o son muy mayores, pero se lo contaron a sus hijos, sobrinos, etcétera".

Tras la recopilación de datos, la información se remitirá a Roma, donde deberá superar diversas etapas hasta que se decida sobre la beatificación de los "posibles mártires". No obstante, algunos familiares de los implicados en el proceso impulsado desde la archidiócesis extremeña han confundido el proceso con la beatificación de 28 de octubre. Al respecto, Grajera aclara que "nos han llamado para preguntarnos si entre los 498 beatos estaba algunos de nuestros casos, pero queda mucho para saber eso, ya que nuestro proceso está en una fase muy inicial".