NACIO EN MALLEN (ZARAGOZA), EN ABRIL DE 1956.

VIVE EN BADAJOZ, DESDE 1985.

FORMACION ESTUDIO CIENCIAS DE LA INFORMACION Y ES LICENCIADO Y DOCTOR EN SOCIOLOGIA.

TRABAJO PROFESOR TITULAR DE SOCIOLOGIA DE LA UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA.

En el 2004 vio la luz pública Botellón. Un conflicto posmoderno , un estudio de dos años de trabajo con el que Artemo Baigorri, Ramón Fernández y el grupo de investigación sociológica GIESyT pretendían analizar y aportar una visión global sobre este fenómeno. Para Baigorri, que busca financiación para realizar la segunda parte, ya se ha convertido en un componente cultural más del ocio juvenil y prohibirlo no es una solución válida.

--Las administraciones llevan una década buscando y aplicando medidas, pero el botellón se consolida o parece consolidado. ¿Por qué?

--Es cierto. Cuando empezamos a estudiarlo parecía que iba a ser un fenómeno o una moda pasajera. Ahora tenemos la certeza de que ya es un componente más del ocio juvenil nocturno. Desde el momento en que regularizas algo contribuyes a institucionalizarlo. Eso ha pasado con el botellón , porque Extremaudra fue pionera en implantar una ley sobre este fenómeno.

--Y, a la vez, evoluciona...--Sí. Ahora se ve una presencia muy fuerte de treintañeros, que empezaron a hacerlo a los diecitantos por el alto precio de las copas y la falta de espacios, que ahora tienen trabajo e incluso familia y que siguen haciéndolo. Además, los locales no reducen los ruidos, el humo del tabaco ni los precios, y todo eso favorece a que el fenómeno permanezca.

--¿Se puede dar por finalizado el conflicto cívico?--La parte del conflicto vecinal prácticamente ha desaparecido en la región. Permanece donde no han regulado el botellón , han tardado en hacerlo o lo han prohibido, como en Madrid o Bilbao, donde se dan situaciones que aquí vivimos hace 10 años.

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--En lo referido al consumo entre menores, se mantiene.--Sí, parece que el consumo entre menores no se reduce. El proceso era imparable, tanto en extensión en edad como de intensidad del consumo. Una ley que prohiba beber a los menores no basta, porque el problema es cómo evitar que esos jóvenes lo hagan.

--¿Están fallando las medidas?--Puede ser. Pero difícilmente pueden tener éxito si las grandes multinacionales del alcohol tienen libertad absoluta para actuar. Tienen prohibida determinada publicidad de alcohol duro, pero no del blando y siguen con libertad para esponsorizar eventos culturales y pseudoculturales. Logran empujar a los jóvenes al consumo con gran potencia e incluso manejan fundaciones destinadas a luchar contra el alcohol.

--¿Y las familias?--Antes faltaba su compromiso y su responsabilidad. Pero en eso se ha avanzado bastante aquí, gracias al Programa Futuro y el Debate Educativo. De nada sirve que dediques todas las clases a decir a un niño en el colegio lo malo que es el alcohol si llega a su casa y ve a sus padres bebiendo abusivamente. No debemos olvidar que los jóvenes se socializan imitando a los mayores y sin el compromiso de las familias no hay campañas que sirvan.

--Además, el alcohol es un componente de la cultura española.--Sí, pero en España además se ha producido una perversión de un tipo de consumo light . Los niños aprendían en sus casas a consumir alcohol de baja graduación, como el vino. Pero a ese estilo de consumo se ha incorporado en los últimos 20 años el alcohol duro, que ha entrado en una cultura en la que beber era normal y no se consideraba malo.

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--¿Y faltan alternativas?--No. Los jóvenes beben para deshinibirse, como parte del ocio. Antes había jóvenes que echaban en falta alternativas, pero era una minoría. Se han puesto en marcha iniciativas como los Espacios para la Creación Joven que demuestran que no era la única causa. La gente no va al botellón porque no pueda hacer ballet o porque no pueda ir a nadar a esas horas, sino porque es un hábito cultural.

--En Navalmoral se ha prohibido, ¿es una medida adecuada?--No. Es un error enorme. Creo que se arrenpentirán. La prohibición no resuelve nada, porque el botellón ya es parte de nuestra cultura. Es como prohibir las discotecas o el fútbol. Solo generará nuevos conflictos. Lo único que funciona es la regulación, el contrato social entre adultos, jóvenes y administración.

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--Legislativamente, ¿en la región queda algo por hacer?--No. La Ley de Convivencia y Ocio es modélica. De hecho, la están copiando otras regiones. Pero hay que lograr que se cumplan las prohibiciones. Eso exige control y vigilancia, que la policía controle de verdad, se pasee por los

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