Hotel Palestina. Bagdad. Siete de la mañana. Con el expeditivo método de la patada en la puerta, comandos especiales de los marines asaltaron ayer las habitaciones de los periodistas de la planta 9 y de la planta 16, "en busca de armamento". Mientras efectuaban los registros, los soñolientos y asustados periodistas permanecieron tendidos en el suelo.

"Como hace mucho calor, yo estaba durmiendo desnuda cuando un grupo de marines asaltó mi habitación. No me permitieron vestirme, tuve que permanecer así tendida en el suelo mientras duró el registro", explicaba ayer una periodista europea. "Sólo logré que me dijeran que estaban buscando armas", narró un reportero de una radio canadiense que también fue obligado a permanecer inmóvil encima de la infecta moqueta de las habitaciones del Palestina.

No hubo manera de que los marines soltaran prenda sobre el motivo de los registros. Según los reporteros de Al Jazira en realidad buscaban a un supuesto suicida sirio que quería volar el hotel sirviéndose de una acreditación de prensa. El resto forma parte de los rumores.

La realidad que más preocupa es que en el mismo hotel convivimos la prensa internacional y el centro de operaciones civiles de los marines, por lo que el edificio es tal vez el objetivo más evidente de todo Bagdad.

Por ello, ayer la seguridad se extremó y ahora los periodistas somos registrados y cacheados cada vez que entramos en el hotel.