El nuevo jefe del Ejecutivo anunció en su toma de posesión que esta sería la "legislatura de la regeneración política" y desde que accedió al poder ordenó auditar y fiscalizar las cuentas de las distintas consejerías y de las empresas que reciben dinero público. La primera de ellas fue Feval, que desde la campaña electoral estaba en el punto de mira de los populares. Tras varias denuncias de trabajadores y del examen de sus cuentas se decidió cesar a la cúpula de entidad ferial.

El Festival de Teatro de Mérida y la Orquesta de Extremadura han sido otras empresas a las que el Ejecutivo de Monago ha prestado buena parte de su acción de gobierno. Las pérdidas de ambos patronatos y el abultado sueldo del director artístico de la banda han llevado a la Junta a examinar las cuentas. El gerente de ambas anunció su dimisión, que no fue aceptada, y ahora será la Intervención General de la Junta quien fiscalice las cuentas.

También ha cumplido Monago una de sus promesas: terminar con los 'privilegios' contemplados en el Estatuto de los expresidentes de la Junta. Con apoyo de IU, se ha suprimido la oficina y el personal puesto a disposición de Rodríguez Ibarra.