Quería arriesgar, diferenciarse, y cuando llegó la hora de ir a la universidad decidió estudiar el grado en Estudios de Asia Oriental, en la especialidad de chino que ofrecía la Universidad Autónoma de Madrid. Aurora García (Mérida, 26 años) tenía muy claro que para dedicarse a un idioma es fundamental la inmersión lingüística, por eso cuando acabó sus estudios directamente desde la capital hizo las maletas rumbo al gigante asiático. Se marchó con un contrato de profesora de español en una universidad cercana a Shanghái y con la intención de permanecer allí un año, aunque luego se alargó hasta los dos años y medio. «Estaba a gusto y allí los extranjeros tenemos muchas facilidades. Pero llegó un momento en el que me sentí un poco estancada profesionalmente, yo quería realmente ser profesora de chino y pensé en volver a España», cuenta.

Regresó el pasado junio, pero lo que no imaginaba era que volvería para quedarse en su ciudad natal. «Extremadura siempre está ahí, pero no pensaba que sería aquí. Unos amigos me comentaron que la Junta tenía varias líneas de ayudas, me informé y el pasado octubre abrí una academia de chino en Mérida».

Tiene una veintena de alumnos y también se desplaza por la comarca a impartir clases, incluso ofrece formación a adultos en otro centro. «No pensaba que me iba a ir tan bien aquí, y creo que es precisamente porque hay menos gente que se dedica a lo mío; en Madrid o Barcelona habría sido más difícil». De hecho, nada más aterrizar le surgieron varios trabajos sin ni siquiera echar currículos.

La ayuda de la administración regional dice que ha sido vital para poder emprender en Extremadura. «Para hacerme autónoma me concedieron una subvención por ser mujer, joven y retornada, y todo han sido facilidades. Estoy muy contenta con mi trabajo y con la ciudad, creo que Mérida ahora mismo está en auge y aunque pasar de vivir en una ciudad inmensa a otra más pequeña como esta es siempre difícil, estoy encantada y de momento me quedo aquí, aunque no descarto hacer otros proyectos en el ámbito del turismo o la interpretación, pero sin dejar mi academia, por supuesto».