El secretario general de los que en otro tiempo estimaban prescindible la autovía entre Cáceres y Badajoz, llegando a aconsejar a quienes quisieran viajar entre estas dos ciudades por vías de doble carril desviarse por Mérida, --es decir, de los socialistas extremeños--, tildó ayer de "enorme trascendencia" el acuerdo por el que el Gobierno central se compromete a financiar íntegramente esta vía. Así lo hizo ayer en la firma del protocolo con el ministro de Fomento, José Blanco, el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara.

De este modo, el Ejecutivo extremeño ejecutará la obra --ya ha llevado a cabo el estudio informativo y formulado la declaración ambiental-- en los próximos tres años, según sus cálculos. Después, el Gobierno central sufragará su coste (estimado en unos 300 millones), pasando la futura Ex-A4, o sea, la autovía entre Cáceres y Badajoz, a la Red de Carreteras del Estado. Esta nueva infraestructura acortará el tiempo de viaje entre las dos capitales de provincia en media hora (durará unos 40 minutos) y "sobre todo, lo hará más seguro", destacó Blanco.

En cuanto a otras infraestructuras pendientes en la región, el caso más llamativo es el de la Autovía de Levante, que lleva más de una década apareciendo en los presupuestos sin ningún avance visible. Después de que su estudio informativo debiera reiniciarse este año por un problema ambiental, lo único que anunció ayer Blanco es que "este mismo mes se ha remitido el expediente para iniciar la tramitación ambiental".

Lo mismo se ha hecho, anunció, con la autovía Huelva-Zafra, y esta semana se ha licitado el estudio informativo del acondicionamiento de la N-502 (de Talavera de la Reina a Almadén). Por otro lado, aseguró que próximamente se inaugurará el tramo de la A-58 (Trujillo-Cáceres) que falta y que, como se comprometió con Vara, la prolongación de esta autovía hasta Valencia de Alcántara se incluirá en el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes (PEIT).