El Ejército de Sadam Husein retrocede día a día en el frente norte. Los durísimos bombardeos de la aviación aliada han quebrado sus posiciones. Numerosos iraquís han desertado y se han entregado a los peshmergas (guerrilleros) kurdos.

A medida que los iraquís ceden terreno, los kurdos, siguen avanzando hacia las ciudades petroleras de Kirkuk y Mosul sin necesidad de librar grandes combates. Las líneas de los peshmergas estaban ayer a unos 20 kilómetros de Kirkuk y 40 de Mosul.

Los iraquís, que tratan de hacerse fuertes en ambas ciudades, siembran de minas las aldeas de las que se van retirando. Una de ellas mató el miércoles a un cámara de la BBC en Kifri.

La ofensiva contra Kirkuk y Mosul, no obstante, no acaba de llegar. De momento, sólo hay en la región entre 1.000 y 3.000 soldados estadounidenses, y Turquía se opone a que los kurdos tomen por su cuenta esas plazas y se hagan con sus ricos pozos petrolíferos. Ankara teme que eso excite las reivindicaciones de los kurdos de Turquía.

La noche del miércoles, después de que Ankara autorizase el envío de suministros desde Turquía a las tropas aliadas, un convoy cargado con 40 vehículos militares Hummvee atravesó la frontera turca. Apenas unas horas después, en la madrugada de ayer, cinco explosiones hicieron temblar las viviendas de la localidad turca de Silopi, cerca de Irak. El Ejército turco aseguró desconocer el origen de las mismas.

Mientras no llega la ofensiva por el norte, Sadam Husein ha lanzado una amenaza a los kurdos.